P: ¿Cómo puedo dejar de estar celoso de la relación de mis amigos?
R: Cuando era estudiante de segundo año en la universidad, conocí a este chico realmente genial al que llamaré Joe. Era inteligente y guapo, con un peculiar sentido del humor. Teníamos la misma especialidad y amigos en común, así que pensé que haríamos una gran pareja. Lamentablemente, Joe no pensaba lo mismo. Comenzó a salir con una chica en mi dormitorio a la que llamaré Katie. Yo no solo estaba decepcionada, ¡estaba celosa! ¿Cómo podía Joe preferir a Katie en lugar de a mí? Ella era solo una estudiante de primer año. Inmadura y tonta, pensé.
Después de sentirme miserable por un tiempo, me di cuenta de que la única manera de salir de esos sentimientos sería a través de la oración. Crecí asistiendo a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, y estaba aprendiendo a orar por mí misma y que podía esperar que mis problemas se solucionaran.
Un día, recurrí a Dios en oración. Este fue el mensaje que escuché en mis pensamientos: “Si realmente te preocupas por Joe —si esto no se trata solo de ti— querrás que él tenga lo que lo haga feliz. Incluso si es Katie”.
¡Esa definitivamente no era la respuesta que quería! Pero sabía que era la respuesta correcta porque venía de Dios, y Dios es Amor. Dios me estaba diciendo que la manera de deshacerme de los celos era ser lo suficientemente desinteresada como para querer lo mejor para Joe y Katie. Para mí, era la forma de obedecer la Regla de Oro de hacer a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti. ¿No querría que alguien que se preocupara por mí fuera feliz por mí si estuviera en una relación? ¡Claro que sí! Aunque fue difícil, tuve la oportunidad de expresar amor haciendo lo mismo por Joe y Katie.
La Regla de Oro también me hizo pensar en algo que la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribió en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Los celos son la tumba del afecto” (pág. 68). Eso significaba para mí que no puedes amar genuinamente a alguien y estar celoso al mismo tiempo.
Si bien puede parecer que el amor y los celos van de la mano, en realidad son emociones opuestas. Los celos son una emoción humana negativa que no tiene nada que ver con Dios. Incluso pueden impedir que tengamos relaciones sanas y duraderas. Por el contrario, el verdadero amor viene de Dios, que es el Amor mismo. Cuando sentimos este amor basado en la espiritualidad, naturalmente queremos lo mejor para la persona que nos importa.
Cuando comencé a comprender estos hechos espirituales, supe que quería amar desinteresadamente y dejar de estar celosa, e incluso pude ver cómo eso era posible. Pronto, pude dejar de querer que Joe fuera mi novio y aceptar su relación con Katie.
Sin embargo, ese no fue el final de la historia. Para ser totalmente honesta, aunque me sentía en paz con mi respuesta de Dios, todavía sentía que ellos habían conseguido lo que querían, y que a mí me faltaba algo. Imaginé que con el tiempo ellos se casarían y vivirían felices para siempre, mientras que yo me quedaba sola. Pero eso no fue lo que sucedió, y lo que sucedió me sorprendió.
Joe y Katie salieron esporádicamente por un tiempo, y luego rompieron. Continué mi amistad con Joe y, a medida que lo conocí mejor, me di cuenta de que éramos demasiado diferentes como para hacer una buena pareja. La amistad había sido la relación correcta para nosotros todo el tiempo. También conocí mejor a Katie y descubrí lo agradable que era. Ella también se convirtió en mi amiga. Me encantó la forma en que Dios me había sorprendido. Cuando escuché a Dios y abandoné mis celos, en lugar de perder algo, gané dos buenos amigos.
A veces puede ser muy difícil ver parejas felices alrededor, especialmente si te sientes solo. Pero Dios no solo nos ayuda a sentirnos menos solos a través de Su amor inmutable por nosotros, sino que también nos proporciona compañía; a veces de maneras que no esperamos.
