Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

Para jóvenes

Un verano, dos curaciones

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 28 de agosto de 2023


Estoy agradecido por las curaciones que tuve durante dos experiencias un verano. Para la primera, viajé a México con un grupo de Científicos Cristianos. Y más tarde, asistí a un campamento para Científicos Cristianos en Missouri. 

En México, me encantó nadar con peces de agua fría, estar con mis amigos e ir a un parque de aventuras que tenía un recorrido de cuerdas altas. El recorrido parecía muy divertido, así que tenía muchas ganas de hacerlo. Pero estaba un poco intimidado porque tenía miedo a las alturas. 

Para vencer este temor, pensé en mi versículo favorito de la Biblia: “Desde lejos el Señor se le apareció, diciendo: con amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia” (Jeremías 31:3, LBLA). Me recordó cuánto me ama Dios y que el Amor divino está a mi alrededor. Sentir la presencia del Amor disipó el temor y me dio confianza para probar el recorrido de cuerdas. Y no solo pude completar el circuito, sino que también pude ayudar a uno de mis compañeros a completarlo. Mi miedo a las alturas disminuyó considerablemente gracias a esta experiencia.

Más tarde, en el campamento, tuve otra curación después de que accidentalmente caí hacia atrás en un tobogán de agua y me lastimé el coxis. Me dolía caminar, así que le pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana que estaba en el campamento. El practicista y yo hablamos, y él me ayudó a comprender cómo orar por mí mismo escuchando las ideas de Dios. 

Mientras oraba, me vino al pensamiento algo de un video en línea que había visto. A simple vista, no tenía nada que ver con la Ciencia Cristiana, pero encontré una manera única de aplicarlo a lo que estaba pasando. Un personaje en el video dice: “¡Ninguna prisión puede retenerme!”. Me di cuenta de que “ninguna prisión puede retenerme” podría aplicarse a lo que he estado estudiando en la Ciencia Cristiana. Lo tomé como un recordatorio de que soy una expresión de Dios, por lo que ninguna “prisión” —incomodidad, dolor o cualquier otro sentimiento malo— tiene poder sobre mí, porque Dios, el bien, es el único poder.

Esta idea fue tan útil que pude pasar el resto del día con más libertad, y el dolor no me detuvo en absoluto en las actividades del día siguiente. Al final del segundo día, me di cuenta de que el dolor había desaparecido por completo y que había sanado. 

Estoy muy agradecido por estas experiencias porque me han ayudado a crecer como estudiante de la Ciencia Cristiana, y he aprendido a orar con más eficacia por mí mismo. 

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más artículos en la web

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.