Estoy agradecido por las curaciones que tuve durante dos experiencias un verano. Para la primera, viajé a México con un grupo de Científicos Cristianos. Y más tarde, asistí a un campamento para Científicos Cristianos en Missouri.
En México, me encantó nadar con peces de agua fría, estar con mis amigos e ir a un parque de aventuras que tenía un recorrido de cuerdas altas. El recorrido parecía muy divertido, así que tenía muchas ganas de hacerlo. Pero estaba un poco intimidado porque tenía miedo a las alturas.
Para vencer este temor, pensé en mi versículo favorito de la Biblia: “Desde lejos el Señor se le apareció, diciendo: con amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia” (Jeremías 31:3, LBLA). Me recordó cuánto me ama Dios y que el Amor divino está a mi alrededor. Sentir la presencia del Amor disipó el temor y me dio confianza para probar el recorrido de cuerdas. Y no solo pude completar el circuito, sino que también pude ayudar a uno de mis compañeros a completarlo. Mi miedo a las alturas disminuyó considerablemente gracias a esta experiencia.
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