Me enteré por primera vez de la Ciencia Cristiana hace siete años, en la biblioteca de mi bachillerato en Uganda. En un libro de historia en el que aparecían grandes estadistas, hombres y mujeres, del mundo estaba el nombre de Mary Baker Eddy. El libro decía que era la fundadora de una religión llamada Ciencia Cristiana y autora de un libro de texto titulado Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras.
Lo que leí sobre esta autora me inspiró a regresar a la biblioteca para leer más sobre ella e investigar dónde podría encontrar Ciencia y Salud y otra literatura sobre la Ciencia Cristiana. Me sorprendió descubrir que había una Sociedad de la Ciencia Cristiana en la ciudad capital de Kampala, muy cerca de donde vivo, y fui a un servicio religioso allí el domingo siguiente por la mañana.
En el servicio me presentaron al secretario de la sociedad, quien me explicó más acerca de lo que es la Ciencia Cristiana y por qué no había ninguna persona que se desempeñara como pastor en el servicio. Me explicó que las iglesias y sociedades de la Ciencia Cristiana sí tienen un pastor, pero es impersonal: la Biblia y Ciencia y Salud, los dos libros de los que se lee el sermón dominical, compuesto de pasajes de los mismos. Este pastor es una guía infalible y siempre al alcance de todos nosotros.
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