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“Tu claro sentido y calma confianza”

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 15 de enero de 2024


El eslogan británico “Mantén la calma y sigue adelante” comenzó como un cartel de 1939, pero ha reaparecido en todo el mundo hoy. En medio de los disturbios y desastres de la actualidad, brinda aliento a muchos. Sin embargo, algunos se burlan de esta y otras palabras similares de aliento, diciendo que tales declaraciones son palabras vacías, más fáciles de decir que de hacer. 

La Ciencia Cristiana muestra que todos los conceptos constructivos e ideas correctas, tales como “mantener la calma” y “seguir adelante” de este lema, no son meras palabras, sino cualidades activas y poderosas de Dios: la Mente única y omnipresente. Y nosotros las expresamos eternamente por ser el reflejo espiritual de Dios.

Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, nos anima a identificarnos con esta expresión cuando escribe: “No dejes que ni el temor ni la duda ensombrezcan tu claro sentido y calma confianza de que el reconocimiento de la vida armoniosa —como la Vida es eternamente— puede destruir cualquier sentido doloroso o cualquier creencia acerca de aquello que no es la Vida” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 495). Los temores o las dudas pueden afirmar que nos poseen y abruman, pero nuestro “claro sentido y calma confianza” inherentes están siempre presentes como nuestra verdadera consciencia, concebida, guardada y mantenida por Dios. 

Nuestra capacidad innata y consciente de pensar constructiva o correctamente, es nuestro dominio, que la Mente infinita nos dio, la cual concibe al hombre —nuestra verdadera identidad espiritual— a su imagen como la plena encarnación de ideas perfectas, puras y correctas. Dios es también la Vida eterna; por lo tanto, el hombre, como semejanza de Dios, es la expresión viva de Su perfección.  

La “vida armoniosa” es completamente espiritual y está siempre en operación. No es un estado de mortalidad, sujeto al pecado, la enfermedad y la muerte. La Mente divina del todo armoniosa no incluye pensamientos de mortalidad, de modo que el hombre refleja un sentido claro y tranquilo de bienestar, ecuanimidad, equilibrio imperturbable y aplomo. 

El falso sentido mortal se opone al estado natural de dominio y armonía espiritual del hombre al afirmar que el hombre está gobernado por una mente mortal que reacciona a una serie de circunstancias cambiantes y expresa tendencias emocionales fluctuantes. Esto es solo una sugestión mental falsa, por más agresiva que parezca ser. Es el “sentido doloroso o cualquier creencia acerca de aquello que no es la Vida”.

Dios, la Mente infinita, es todo lo que conoce, y es todo lo que se conoce. Por lo tanto, el hombre realmente solo conoce lo que Dios conoce. Jeremías registra: “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros —declara el Señor— planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11, LBLA). Ni Dios ni el hombre espiritual pueden conocer el temor, la duda o creencia alguna de “lo que no es la Vida”.

Hace un tiempo me demostraron la verdad de esta declaración. Estaba sacando del horno una fuente caliente de pastelitos con un guante de cocina. El guante estaba mojado, pero yo no lo sabía. Cuando saqué la fuente con la mano izquierda, el calor atravesó la almohadilla y me quemó la mano. El dolor me sobresaltó y salté hacia atrás, dejando caer la fuente. 

Con mi mano derecha, automáticamente agarré la fuente caliente mientras caía y la dejé sobre el mostrador. El dolor, ahora en ambas manos, era intenso y parecía abrumador; pero luego pensé con calma en la declaración de la Sra. Eddy citada anteriormente. Razoné que las sugestiones de miedo y dolor eran falsas y no inteligentes, porque no eran ideas constructivas de la Mente divina. Por lo tanto, no podían pretender estar presentes o predominar en mi consciencia. La Mente no creó ningún “sentido doloroso o cualquier creencia acerca de aquello que no es la Vida”. Afirmé mi natural “claro sentido y calma confianza” en Dios, que es la Vida eterna, que gobierna todo en armonía. 

El dolor desapareció de inmediato. Sin mirarme las manos, seguí con mis actividades. Cuando finalmente miré mis manos a la mañana siguiente, no había ninguna marca roja. ¡Estaban perfectas!

Pablo dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Al reemplazar la palabra algo con pensamientos, veo que Pablo dice: “En estos pensamientos pensad”, conoce estos pensamientos como pensamientos de Dios, y por reflejo, como tus pensamientos.

Estas cualidades que Pablo enumera fueron expresadas por Cristo Jesús, quien comprendió que la consciencia individual es inseparable de la Mente, y sabía que el hombre espiritual refleja para siempre la armonía de la Vida y el saber de la Mente.

En su parábola del buen pastor, Jesús ilustra la capacidad inherente del hombre para reconocer y expresar ideas correctas —pensamientos verdaderos— y muestra cómo el Cristo nos pastorea y nos protege. Así como las ovejas responden solo al llamado de su pastor, así los hijos de Dios responden solo a la voz del Cristo. La parábola dice del pastor: “Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños” (Juan 10:4, 5). Los hijos de Dios tienen la Mente de Cristo, por lo tanto, sólo reconocen como legítimos los pensamientos constructivos de Dios. 

Las creencias mortales son finitas y niegan la única Mente infinita, que es la única inteligencia. Por lo tanto, estas creencias son falsas. Se oponen a la expresión eterna del hombre de la sustancia infinita, el Espíritu. Al estar limitados en el tiempo y en el alcance, niegan que la Vida divina sea infinita y acaban en la autodestrucción de la mortalidad.

Diferenciar entre las creencias ilegítimas, finitas y mortales y las ideas gloriosamente legítimas, infinitas y correctas inherentes a la expresión de Dios, es tener la Mente de Cristo —la consciencia de la “vida armoniosa— como la Vida es eternamente”. Podemos “mantener la calma y seguir adelante” continuamente, regocijándonos de que los verdaderos pensamientos, los buenos pensamientos, los pensamientos de Dios, son nuestros pensamientos.   

La Sra. Eddy lo resume de esta manera: “[Cristo Jesús] … dijo: ‘El reino de Dios dentro de vosotros está'. Sabed, entonces, que poseéis el poder soberano de pensar y actuar correctamente, y que nada puede despojaros de esta herencia y transgredir el Amor” (Pulpit and Press, p. 3).

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