Me gustaría compartir mi profunda gratitud por una maravillosa experiencia que tuve a través de la Ciencia Cristiana. Como alumna de la Escuela Dominical, aprendí mucho al estudiar las verdades de esta Ciencia divina, y fue de gran ayuda para mí en la escuela y en mi vida en general.
Más tarde, recibí instrucción de clase Primaria de la Ciencia Cristiana, lo que me ayudó a orar por mí misma y por los demás, y esto me llevó a encontrar soluciones a situaciones complejas y difíciles. Oré y encontré la pareja correcta, y hemos disfrutado de un matrimonio gratificante y feliz.
Después de estar casados durante varios años, mi esposo y yo deseábamos tener una familia, pero desafortunadamente eso no sucedía. Un médico que consultamos descartó claramente las posibilidades de dar a luz sin intervención médica, e incluso con eso, a mi esposo y a mí nos dijeron que no había garantías. Para entonces, mi esposo había visto los efectos de la Ciencia Cristiana en su carrera y en varios otros aspectos de nuestras vidas, por lo que me apoyó para resolver nuestra incapacidad de concebir sin probar procedimientos médicos. Le pedí a un practicista de la Ciencia Cristiana que orara por mí.
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