He tenido numerosas curaciones mediante la Ciencia Cristiana, pero quiero compartir una que cambió drásticamente no solo mi salud, sino también mi opinión de mí misma.
Una mañana me desperté y descubrí que todas mis articulaciones, de la cabeza a los pies, estaban rígidas y me dolían. No traté de levantarme hasta que terminé de orar cosa que estoy acostumbrada a hacer a primera hora de la mañana. Pero me tomó otra hora de oración y esfuerzo antes de poder levantarme de la cama.
Afirmé la totalidad y la bondad de Dios, el Espíritu, y pude realizar cojeando las necesidades básicas durante el día. Además, llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana para que me diera tratamiento metafísico.
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