Queridos miembros de La Iglesia Madre:
Cuando entré al auditorio del Edificio Original de La Iglesia Madre en junio del año pasado, me impactó la simplicidad de la inscripción en la parte superior de la pared, sobre la plataforma de los lectores: “Dios es Amor”, de la primera epístola de Juan.
En la plataforma misma hay una exclamación complementaria tomada de Salmos: “¿Qué dios es grande como nuestro Dios?” (77:13).
Estas pocas palabras de la Biblia, tan profundamente arraigadas en el corazón de la Ciencia Cristiana, me transmiten las convicciones más significativas de Mary Baker Eddy sobre la naturaleza de Dios y Su amor por cada uno de Sus hijos y, a su vez, nuestro amor por Él.
El Amor reflejado en amor por la humanidad fue notablemente evidente en la labor de la Sra. Eddy al dejar constancia de la Ciencia del Cristo mediante sus escritos y al establecer La Iglesia de Cristo, Científico. Cuando se colocó la piedra angular del Edificio Original de La Iglesia Madre en 1894, ella dijo:
Ruego hoy para que el Amor divino, el Principio vivificante del cristianismo, des- pierte prontamente la larga noche del materialismo, y para que el amanecer uni- versal ilumine el chapitel de este templo (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 144).
Mucho más que solo un edificio, La Iglesia Madre se erige como una manifestación del Amor divino que satisface la necesidad humana de entendimiento espiritual de la Verdad que libera del materialismo y trae curación cuándo y dónde sea necesario. Para mí, representa el Amor infinito que abraza a cada miembro con la verdad de que el hombre es la expresión espiritual misma de Dios y refleja Su perfección eterna.
Desde que tengo memoria, he atesorado la membresía a La Iglesia Madre como un ancla en mi vida. Un ancla típica de un barco tiene dos puntas para asegurarla al fondo del mar, a fin de evitar que el barco quede a la deriva. A veces pienso en estas puntas como el Manual de La Iglesia Madre y nuestro pastor siempre disponible: la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, escrito por Mary Baker Eddy.
Nuestra Guía dijo de este pastor que “su Palabra pura contiene solo la Verdad viviente que trae salud” (Robert Peel, The Years of Authority [Los años de autoridad], pág. 72). En un mundo donde parece haber mucha incertidumbre, estoy agradecida por la confianza total que nos da el hecho de que Dios es Amor, y que “para el Amor infinito, siempre presente, todo es Amor, y no hay ningún error, ningún pecado, enfermedad ni muerte” (Ciencia y Salud, pág. 567). Qué bendición es saber esto y dejar que dé forma a nuestras oraciones por los demás y por el mundo. También estoy agradecida por saber que todas las verdades espirituales que presenta nuestro pastor sostienen cada uno de los Estatutos del Manual de La Iglesia Madre, los cuales nos apoyan para practicar la Ciencia Cristiana de manera efectiva.
Nuestro pastor, el Manual de La Iglesia Madre y las actividades que establece el Manual son verdaderas estipulaciones del Amor divino. Todo lo que damos para apoyar la causa de la Ciencia Cristiana expresa alegremente nuestra gratitud por cada provisión de Amor que La Iglesia Madre incluye.
Con gran afecto y aprecio por todos ustedes, los saluda
Lindsey J. Taylor
Presidenta de La Iglesia Madre