El escritor que dijo: “La coherencia es una joya de fantasía que sólo el común de los hombres valora”, transformó una frase claramente contenciosa en un dicho bien conocido. No obstante, lo hizo a expensas de un axioma, un axioma que ha sido expresado infinitamente, pero jamás de forma tan poderosa como en la declaración de Pablo: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).
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