En diciembre de 2008, pasé las fiestas con mi familia en África del Sur. Poco después de regresar a mi casa en el Reino Unido, enfermé de lo que parecía ser un fuerte resfrío.
He sido Científica Cristiana toda mi vida, y mis curaciones han sido por medio de la oración únicamente. Pero esta vez, en lugar de orar y recurrir a Dios para sentirme mejor, me concentré en el trabajo que estaba pendiente desde las fiestas. Trabajaba muchas horas, a pesar de sentirme mal. Mi salud se deterioró rápidamente. Tenía una tos persistente; no podía dormir, me sentía débil y desalentada.
Me mantengo siempre en contacto con mi familia en África del Sur, y ellos se preocuparon. Mi hermana en particular tenía mucho miedo y me instó a que buscara atención médica, algo que finalmente estuve de acuerdo en hacer.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!