Escribir en un diario puede ser una buena manera de hacer una pausa y pensar con claridad. Tal vez estés por empezar un diario personal al comienzo de este nuevo año. En él, quizá examines las esperanzas y metas que sientes que son fundamentales para los próximos 12 meses.
Algo que realmente ayuda a elevar nuestras vidas y nuestras metas es la oración. Esta revista, El Heraldo de la Ciencia Cristiana, nos ayuda con regularidad a pensar real y detenidamente, y a echar un nuevo vistazo a la esencia y los elementos de la oración eficaz y sanadora.
Un punto de partida es preguntar: ¿Cuál es mi concepto de Dios? La Ciencia Cristiana enseña que Dios es la bondad intachable: el Espíritu infinito y el Amor perfecto. ¿Pueden las enfermedades o lesiones tener un lugar en esta infinitud del bien espiritual? Aunque parezca así, podemos cuestionar la validez de eso a la luz de muchas declaraciones de la Biblia, tal como la siguiente: “No hay Dios fuera de mí” (Isaías 45:5). Nada está presente o es poderoso aparte de la infinita bondad divina.
Si la enfermedad y las lesiones fueran reales, ni siquiera Jesús podría haber orado por ellas y haberlas sanado. Sin embargo, Jesús llamó mentiroso al diablo, o mal. Uno no puede sanar lo que parece ser un problema físico hasta que se comprende que, a la luz de la totalidad y bondad de Dios, el problema es una mentira que no tiene base en la Verdad, Dios. En el momento en que reconocemos esto, comenzamos a capacitarnos para orar con eficacia.
Mary Baker Eddy descubrió y fundó la Ciencia Cristiana. Partiendo de su demostrada comprensión de la Biblia, ella responde, en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, a la pregunta de si el mal es tan real como el bien al escribir: “El mal es irreal porque es una mentira, falso en todas sus declaraciones” (pág. 527).
En una ocasión, le explicó más detalladamente a un estudiante: “La enfermedad no es más que la imagen de una mentira. No está en la materia ni es una parte de la materia. No es más que el reflejo de una falsedad. Como dijo Jesús, no es más que (un) mentiroso y padre de mentira. No hay verdad en él. Debes saber que la enfermedad, la dolencia y el pecado no son sino la imagen del pensamiento errado, y al verlo así lo destruyes” (Irving C. Tomlinson reminiscencia, “Mary Baker Eddy, The Woman and the Revelator”, p. 74, 1932; The Mary Baker Eddy Library, © The Mary Baker Eddy Collection).
De modo que, en todos los casos, la enfermedad es la fascinante noción de que una mentira acerca de Dios y Su perfección en realidad tiene poder para actuar y hacer daño. Ese es el verdadero culpable del sufrimiento. Y el camino hacia la curación es confrontar y superar específicamente esa sugestión a través de la autoridad y el poder de Dios.
Identificar y exponer el mal como ilusorio, como nada en realidad, indica que nuestra espiritualidad se está profundizando. Una mentira no puede construir formas reales de imperfección; sólo presenta delirios y engaños. La falsa pretensión de que una mentira puede actuar está, sin excepción, detrás de hasta la última cosa que oraremos para sanar. Comprender esto ahorra mucho esfuerzo malgastado.
Una estudiante de la Ciencia Cristiana se enteró de que la guardería estaba enviando a su hijo de regreso a casa debido a una fiebre. Su estado continuó empeorando, y la madre se comunicó conmigo para que orara por él.
El punto de partida fue sentir el gran amor de Dios por el niño y su familia. Este querido muchachito era la expresión del Espíritu divino que es Amor. Así que para que él tuviera fiebre, Dios, el Espíritu incorpóreo, tendría que tener fiebre. Comprender la verdad de la presencia y acción del Espíritu expuso que tal noción era una mentira y reveló que la fiebre no es un componente en la hermosa unidad de Dios y Su creación espiritual. El niño permaneció perfectamente espiritual, como lo era incluso antes de que alguien comenzara a orar por él.
Al recurrir a la inspiración que Dios proporciona constantemente, sentí que Su poder y autoridad refutaban la noción hipnótica de que esta mentira con respecto a las fiebres en realidad tenía el poder de actuar negativamente y causar daño. Solo el reino de los cielos estaba realmente presente en la creación de Dios. Al aceptar esta bendita, maravillosa y poderosa verdad con todo mi corazón, la misma impregnó cada rincón de mi pensamiento con un amor desbordante por Dios.
El niño se sintió bien muy rápidamente. Al día siguiente, su madre me envió una foto de su hijo jugando en su casa, y luego regresó a la guardería. Hubo tres episodios más como este en los próximos meses, pero la tercera vez fue el final del problema. El niño no ha tenido más dificultades de este tipo en los cinco años transcurridos desde esta curación.
La Ciencia Cristiana revela que, en lugar de ser fusiones de lo físico y lo espiritual, por ser creaciones de Dios permanecemos en el estado del ser completamente espiritual y puramente bueno que Dios, desde el principio y permanentemente, provee para nosotros.
Restringir la oración a abordar los síntomas físicos es ignorar la raíz de la enfermedad, la dolencia, el pecado y el egoísmo. En cambio, cada caso puede ser reducido a una mentira impersonal, madura para la destrucción. Jesús aseguró al mundo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). La verdad elimina una sola cosa: ¡una mentira! El tratamiento eficaz es escuchar atentamente al orar las inspiradoras verdades de Dios que reemplazan la mentira presente en el pensamiento. Es una alegría orar desde esta base. No estamos reemplazando los síntomas con la verdad de Dios. No estamos arreglando a las personas mortales con la verdad. No estamos reponiendo la escasez con la verdad. Estamos reemplazando las mentiras con la verdad.
Hay veces en que la oración muy persistente y el estudio profundo de la Biblia y Ciencia y Salud son necesarios para discernir la naturaleza de la mentira y desarraigarla. Incluso podemos sentirnos tentados a desanimarnos en esos momentos. En cambio, podemos apreciar humildemente todo lo que estamos aprendiendo y de qué manera, como resultado de la oración persistente e insistente, nuestro pensamiento se va transformando desde el nivel más básico. Cada uno de nosotros, como linaje de Dios, estamos capacitados para hacer esto con eficacia si nuestra oración está llena de sinceridad, incluso si es sencilla.
Ya sea que lleves o no un diario personal, es genial explorar la oración desde nuevas perspectivas. Oramos eficazmente cuando sabemos que, en la más pequeña y más grande de las pruebas, Dios es todopoderoso, tiene todo el poder. Por consiguiente, una mentira, un error, siempre sigue siendo nada. En todos los casos, la oración eficaz revela que la verdad de Dios y Su creación ya es victoriosa sobre cualquier mentira.
Mark Swinney
Escritor de Editorial Invitado