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Para jóvenes

Confiar en Dios, hasta en las cosas más pequeñas

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 4 de noviembre de 2024


Me había ofrecido como voluntario para llevar colorante de comida para un proyecto en la escuela. Pero el día del proyecto, me lo olvidé. Por un momento, me preocupé, porque sabía que la gente confiaba en mí y sentí que los había decepcionado.  

Pero en lugar de perder el control, me pregunté qué hacer. Podía llamar a mi mamá, o podía decirles a mis compañeros de clase y a mi maestra que se me había olvidado. Sin embargo, justo en ese momento me vino a la mente una frase que había leído en la pared de mi iglesia filial de la Iglesia de Cristo, Científico. Dice así: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 494). 

Asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana me ha enseñado que Dios, el Amor divino, responde a nuestras necesidades, ya sean grandes o pequeñas. A veces tenemos una idea que responde a la necesidad, y otras, lo que realmente se necesita se manifiesta de una manera inesperada. Fue reconfortante recordar esto, y seguí adelante con mi día. Aunque no sabía cómo saldrían las cosas, confiaba en la promesa de que Dios responde a todas las necesidades.  

Más tarde esa mañana, le pregunté a mi maestro de arte si había colorante para alimentos en la escuela. Dijo que no. Me desanimé un poco. Se acercaba la clase en la que haríamos el proyecto, así que no tenía mucho tiempo. 

Por asistir a la Escuela Dominical y al campamento de verano para Científicos Cristianos, y leer la Biblia con mi madre, sabía de personas en la Biblia que habían recurrido a Dios para satisfacer sus necesidades. Moisés tuvo momentos de desesperación cuando guiaba a los israelitas a través del desierto después de que escaparan de Egipto. Hubo muchos problemas y contratiempos, pero Dios siguió proveyéndoles de lo necesario.  

Uno de los problemas que enfrentaron en el desierto fue averiguar cómo conseguir comida y agua. En un momento dado, incluso desearon haber permanecido en cautiverio, donde habían tenido mucho de ambos. Pero luego Dios proveyó alimento para que el pueblo comiera y le mostró a Moisés cómo obtener agua de una roca (véanse Éxodo 16:13-15 y 17:5, 6). Esa historia fue un buen recordatorio de que podía confiar en que Dios me daría una idea que resolvería las cosas. Sentí la sorprendente confianza en que todo saldría bien.

Otra idea se me ocurrió en mi siguiente clase. Le pregunté a mi maestra si tenía algún colorante para alimentos y ella me envió al laboratorio de ciencias. La maestra de ciencias me dijo que tenía colorante para alimentos, pero cuando miré donde me había dicho que estaba, no estaba allí, y me puse nervioso. Pero confiaba en que la maestra   también escuchaba a Dios y era guiada por Él, porque Él nos habla a todos, así como satisface todas nuestras necesidades.  

Luego ella buscó en un lugar diferente y encontró el colorante para alimentos. Me sentí muy aliviado. El proyecto era el siguiente período, ¡así que todo esto se había solucionado en el último momento! En clase, pudimos hacer el proyecto y todos lo disfrutaron mucho.  

Esta experiencia me enseñó que podía escuchar a Dios y confiar en Él. No obstante, la parte más importante fue ser testigo de cómo Dios responde a la necesidad de todos, sin importar cuán pequeña sea.  

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