Estoy muy agradecida por una curación que tuve en el campamento el verano pasado. Me gustaría contártelo.
Alrededor de la hora de la cena, una de las consejeras principales nos dijo que fuéramos a nuestras cabañas y cerráramos las ventanas porque iba a haber una tormenta. Fui a mi cabaña con mi consejera, y cuando estaba cerrando una de nuestras ventanas, pisé una chinche y se me clavó en el pie.
Me asusté mucho porque nunca había pisado algo tan afilado. Comencé a llorar y abracé a mi consejera. Ella sacó la chinche, me consoló y me dijo que podíamos orar.
Luego me vinieron dos pensamientos de Dios. Primero, me vino el pensamiento: “No puede haber nada aparte de Dios ni nada que esté mal”.
El siguiente pensamiento que tuve fue: “Quédate quieta”.
Así que me senté allí y realmente pensé en cuánto amor y armonía había a mi alrededor. También pensé en que Dios nunca permitiría que me lastimaran porque Dios es Amor. Aprendí todas estas ideas en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana y me ayudaron a sentirme mejor.
Después de la cena, hicimos una actividad nocturna y me olvidé por completo de mi pie. Cuando lo pensé más tarde, no me dolía en absoluto y supe que estaba curada.
La pasé muy bien el resto de mi tiempo en el campamento.
