Hace Varios Años, estaba buscando empleo. Mis hijos estaban en la escuela y mi familia necesitaba apoyo económico para poder pagar la hipoteca y otros gastos.
Por un tiempo, fueron muy pocas las posibilidades que tuve de encontrar trabajo. Entonces decidí orar al respecto. Comenzaron a aparecer oportunidades, primero con trabajos a medio tiempo y temporales. Poco a poco logré obtener un empleo de tiempo completo, que ha sido muy útil para responder a las necesidades de mi familia.
Durante esa época aprendí mucho. Aunque la experiencia de buscar y esperar a menudo era bastante frustrante, aprendí que había una fuente superior que me ayudaría a encontrar empleo.
Descubrí que para encontrar un trabajo era vital que incluyera a Dios en mi búsqueda. Tal vez pienses que sería degradar a Dios pensar de Él de una forma tan mundana como ayudarnos a buscar y encontrar empleo. Sin embargo, la Biblia nos dice: "Dios es amor" (1 Juan 4:16). Esta es una de las más simples y, no obstante, más poderosas formas de comprender a Dios. En lugar de pensar en un Dios que se mantiene a distancia de nuestras necesidades, nos demuestra que Dios es capaz de satisfacerlas.
Puesto que Dios es Amor, es válido preguntar: ¿Acaso el amor haría que sufriéramos por no tener empleo o tener pocos recursos? ¿Acaso el Amor permitiría que nos sintiéramos desempleados o que no merecemos buenas oportunidades? Por supuesto que no. Como Dios es amor, El proporciona las oportunidades para que se manifieste el amor.
Dios es el Principio divino. Este Principio creativo hace que tengamos una existencia perfecta y productiva porque somos la imagen o idea de Dios. Podríamos decir que la productividad y el propósito ya son inherentes. Ninguna de las ideas del Principio carece de propósito o no se manifiesta como una relación correcta con su fuente divina.
Como consecuencia, un punto de vista que dice que el mercado de trabajo está compuesto por personas que se mueven sin rumbo en busca de empleo, ciertamente no proviene del Principio. Puesto que la falta de empleo no se basa en el Principio, tenemos todo el derecho de desafiar todo aquello que sugiera que no somos productivos o que no tenemos ningún valor.
A medida que pensamos que Dios es la Mente única que todo lo sabe, podemos comprender que Dios está en constante comunicación con cada una de Sus ideas e imparte todo lo que es necesario saber. Su dirección nos permite encontrar el empleo y el empleador, o empleado, apropiado. La oportunidad y el desarrollo deben apoyarse en Dios, la Mente.
Al buscar empleo, podría preguntarse con franqueza: "¿Qué pienso de mí mismo? ¿Me veo como la expresión de Dios, teniendo en mi conciencia la idea correcta de empleo, actividad y productividad? ¿Estoy basando mi búsqueda en la voluntad de Dios para lograr mi felicidad y la de los demás? El único Padre-Madre no ve a nadie sin esperanza. No nos ve desalentados, presionados ni que no merecemos el bien. Él nos ve buenos, perfectos y con un propósito.
Esto quiere decir que podemos mejorar nuestras oportunidades abrazando los valores requeridos para estar empleados. A veces tenemos que cambiar nuestra manera de pensar. O tal vez necesitemos la humildad de aceptar un trabajo que es diferente del que queremos. A veces puede que nos pidan que mostremos la disposición de aprender nuevas o más habilidades.
Cuando buscamos empleo, nuestra persistencia en buscar a Dios y escuchar su guía, nos revela lo que necesitamos saber. Tal vez tengamos que tener paciencia y esforzarnos por comprendernos a nosotros mismos y a Dios. Aun cuando demos los pasos necesarios presentando una solicitud de empleo, podemos ser flexibles, persistentes, pacientes y estar llenos de esperanza.
Cualquiera sea su línea de trabajo, si Dios está a cargo, puede tener la confianza de que encontrará empleo. Así fue como me pasó a mí, y también le puede suceder a usted.
