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Un toque de amor en los negocios

Del número de enero de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La siguiente entrevista es una transcripción de la charla que tuvo para el programa radial del Heraldo con , de Buenos Aires, Argentina, quien tiene con su familia una empresa de transportes de productos alimenticios y de todo tipo de mercadería, que cubre muchos puntos del país.

Últimamente, con los problemas económicos que el país enfrenta, seguramente tu compañía ha tenido que buscar soluciones a estos problemas, ¿no es así?

Sí. De hecho la oración constante es demostrar que en la economía divina la oferta y la demanda espirituales están siempre en equilibrio. A veces nos sentimos influidos por los problemas del mundo y los efectos financieros que involucran a todo el mundo nos llegan también a nosotros. Entonces, es muy útil la oración constante, manteniendo que el gobierno de todo es el gobierno de Dios, y todos estamos bajo Su ley. Pero tenemos algunos casos puntuales. Uno muy interesante ocurrió hace dos o tres años con el efecto tequila. Los bancos en Argentina comenzaron a retraer los créditos y hacer exigibles todos los fondos que tenían otorgados a los clientes, sobregiros o giros en descubierto, créditos que tenían los distintos usuarios del banco. De la noche a la mañana, los bancos empezaron a exigir los pagos y a cerrar esos créditos, lo que produjo un corte muy violento en el crédito; y los clientes no tenían cómo pagar sus compromisos. Las empresas que estaban económicamente más sanas pudieron soportar mejor esos embates de los bancos. Pero ocurrió que un cliente muy importante, el tercer cliente en orden de importancia de nuestra empresa, tenía una fábrica de dulce de leche en el interior así que nosotros hacíamos todo el tráfico de mercadería y de insumos. y de un día para el otro, ese cliente suspendió los pagos por serle imposible cumplir hasta con la más mínima deuda. Realmente fue una situación muy crítica para esa familia, y como efecto dominó nos rozó a nosotros. Entonces los dueños hicieron un cronograma de reuniones citando a sus principales acreedores a presentar propuestas y escuchar alternativas para negociar las formas en que finalmente podrían cumplir sus obligaciones.

Bueno, cuando nos tocó a nosotros yo había hecho ya algunas llamadas previas para hacerme asesorar por un abogado, aunque su respuesta no me presentó muchas soluciones, porque finalmente todo dependía de tantas variables que caen mucho en la voluntad de pago también. De modo que fui a la reunión apoyándome solamente en las ideas que Dios me dictara para resolverlo. Recuerdo que pensé en un pasaje de Isaías 41 en el que me apoyo mucho. Dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". Esto me ha dado siempre mucho ánimo. Sabía que siempre tengo que esperar el bien, no importa lo que las circunstancias pinten. Porque, lógicamente, cuando este cliente llamó a todos sus principales acreedores y dijo que no iba a poder pagar, eso creó una revolución: todo el mundo estaba muy asustado. Bueno, cuando llegó mi turno de reunión, ellos estaban muy tensos pues habían tenido varias reuniones con sus acreedores, y me preguntaron la propuesta que yo llevaba para negociar; cuánto y cómo pretendíamos cobrar ese dinero. Y yo me acuerdo que les dije: "Bueno yo no sé si lo que les traigo les va a servir", y les di una revista de El Heraldo de la Christian Science, y un chocolate. Era todo lo que había llevado, como un gesto para darles alegría en medio de tantos temas arduos. Entonces se rieron, esto hizo que se quebrara un poco la tensión, y luego empezaron a surgir naturalmente palabras de aliento, y pude compartir verdades que nosotros aprendemos y ponemos en práctica en la Christian Science, porque realmente son de un valor, de un poder, y de una claridad tan importantes, que era lo mínimo y lo máximo que yo podía compartir con ellos.

Hablamos de la Biblia. Les pregunté si eran creyentes y me dijeron que sí, entonces pude compartir con ellos la idea de la superabundancia del bien. Hablamos sobre un pasaje bíblico que ellos conocían bien: la multiplicación de los panes y los peces en el Evangelio según Lucas. El relato cuenta que lo que había en las canastas no alcanzaba ni remotamente para tantas personas. Pero Jesús no iba a repartir lo poquito que había, sino que reconoció esa superabundancia del bien. Él no contó si iba a alcanzar o no, sin embargo alcanzó y alimentó a todos, y sobró. Pude compartir con ellos esto con mucha naturalidad. Bueno, finalmente hicimos un plan de pago. La negociación no fue fácil porque siempre es una opinión contra la otra, pero fue armoniosa. Fue una muy linda experiencia, que me resultó muy útil para problemas que surgieron después.

¿Finalmente te pagaron lo que debían?

A nosotros nos pagaron absolutamente todo. Ellos hicieron después unas reestructuraciones, se mudaron, y ya no necesitaron nuestros servicios. Pero nos han llamado para hacer distintas averiguaciones o charlas. Y con mucha alegría, tres años después, en un supermercado muy importante de mi zona, vi de nuevo sus productos en la góndola. Este tipo de situaciones nos hacen progresar. Para mí fue una muy linda experiencia.

Ilustra muy bien los resultados de apoyarnos en Dios en toda situación.

Así es. Dios siempre nos sustenta con la diestra de Su justicia, y lo que es bueno para nosotros, siempre es bueno para el otro que tenemos enfrente, Cuando uno anda en el sendero de lo que es justo, nuestro trato con los demás resulta en el bien para ambas partes.

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