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Suplemento especial

¿Es usted una estadística?

Del número de enero de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


De Acuerdo Con las estadísticas a menudo se supone que nuestra vida tiene que tomar un rumbo determinado, la mayoría de las veces, en la dirección equivocada. Leo en la Internet, por ejemplo, que en Argentina se espera que el desempleo aumente en un 10%. En Colombia, una huelga de camioneros causó millones de pesos en pérdidas. Otros titulares hablan de una economía de mercado decadente en algunas partes del mundo, y el porcentaje de gente que no puede vivir con lo que gana. Y las estadísticas negativas continúan.

¿No está cansado de ser un número, una estadística? ¿Cansado de someter su vida a la opinión y evaluación de otra gente? ¿No cansado de recibir malas noticias de los medios de comunicación? ¿De sus amigos? ¿De sus vecinos? Parece que cuanto más hablamos de la mala situación económica, más empeoran las cosas.

Alguien puede que diga que las estadísticas negativas son tan solo números, que son inofensivos. Pero Mary Baker Eddy dice en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, que nuestros pensamientos gobiernan nuestra experiencia. Lo que pensamos y hablamos moldea nuestra experiencia personal. Ella escribe: "Un nuevo nombre para una dolencia a la gente tanto como un nombre parisiense para una vestimenta de moda. Todos se apresuran a obtenerla".Ciencia y Salud, pág. 197. Si hablamos todo el tiempo sobre la mala situación económica, el desempleo, la escasez, el hambre o la enfermedad, seremos susceptibles a creer que experimentaremos esas cosas. Conocí un hombre que todas las mañanas antes de salir de la casa leía el horóscopo. Si decía que no debía salir porque no era día de suerte, este hombre no sacaba un pie fuera de la casa.

Ahora bien, ¿qué ocurriría si cambiamos nuestra manera de pensar? ¿Qué pasaría si comenzamos a ver la vida desde una perspectiva más espiritual? ¿Qué tal si permitimos que Dios, nuestro verdadero Padre-Madre, tenga más ingerencia en nuestra vida? ¿Qué ocurriría si creyéramos lo que Él dice de nosotros en lugar de creer tanto en las estadísticas que supuestamente controlan nuestra experiencia?

Todos sabemos que los padres quieren lo mejor para sus hijos; y Dios, con Su gran amor, sólo puede querer lo mejor para Sus hijos. Desde una perspectiva espiritual, donde nosotros vemos escasez, Dios ve abundancia. Donde vemos desempleo, la inteligencia divina del universo ve a todos Sus hijos empleados en expresar Su infinita bondad. Donde vemos tristeza y pobreza, el Amor divino ve alegría.

Estoy hablando de un Dios amoroso que cuida de nosotros, que es el único Dios que existe verdaderamente. Los otros llamados dioses, tales como la economía de mercado, el poder, el dinero, no pueden darnos ninguna garantía para que estemos en paz. No nos pueden dar seguridad, porque cambian constantemente, movidos por el azar y la voluntad humana, que no son nada confiables.

Cuando comenzamos a cambiar nuestra manera de pensar y recurrimos a Dios para saber cuáles son las perspectivas de nuestra situación económica o nuestro futuro, en lugar de escuchar las estadísticas negativas, nuestra vida comienza a cambiar para bien.

El punto importante que debemos comprender es que no somos seres indefensos, librados a la suerte y a la opinión de otra gente. Somos los hijos de Dios, ahora, como dice la Biblia en 1 Juan 3:2: "Amados, ahora somos hijos de Dios". No tenemos por qué aceptar lo que dicen los "expertos" en la TV, en la radio, en el trabajo o en el vecindario. Y esto se aplica a todos los aspectos de nuestra vida.

El amor y la bondad de Dios nos rodean todo el tiempo, pero nuestro pensamiento a veces está tan preocupado por las cosas mortales, que nos impide sentir Su amor y Su bondad y que éstos se manifiesten en nuestra vida.

Mi familia ha tenido períodos en los cuales dejamos de recibir parte de nuestras entradas, pero nuestras deudas y cuentas siguieron igual. Y tuvimos que apoyarnos completamente en Dios, sabiendo que Él nunca permitiría que a Sus hijos les faltara algo. Muy pronto, orando de este modo, la provisión se manifestaba ya fuera en forma de beca, o una ayuda inesperada, un trabajo secundario para hacer en casa, una oferta o descuento especial. Hasta la inesperada oportunidad de visitar un país extranjero.

Las bendiciones de Dios son siempre completas. Cuando recurrimos a Dios con todo nuestro corazón, reconociendo Su omnipotencia e infinito amor, y le permitimos cambiar nuestra experiencia, comienzan a suceder cosas maravillosas e inesperadas, y nos sentimos realmente bendecidos.

Usted lo ha intentado todo y nada funciona. ¿Por qué no se apoya totalmente en Dios? ¿Por qué no lo intenta? ¡Recibirá una grata sorpresa!

"Dios
es amor y...
en el amor no hay temor,
sino que el perfecto amor
echa fuera
el temor".

1 Juan 4:16, 18

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