El perdón sana. Nos permite ver a todos —a nuestros vecinos, familiares y amigos— como la creación perfecta de Dios, porque Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26).
Aprendí acerca de las bendiciones que trae el perdón hace muchos años, después que falleció mi esposo. Tuve que enfrentar grandes problemas. No era fácil estar sola con cuatro niños pequeños; el más chico tenía tan solo tres años. Mis suegros pensaban que yo era demasiado joven para cuidar de los niños por mi cuenta, aunque tenía 29 años. Así que decidieron casarme con mi cuñado. Cuando me negué a hacerlo, vinieron a mi casa y me dijeron que me fuera y dejara todas mis cosas. Fue entonces cuando me interesé mucho en la Ciencia Cristiana.
Mi padre había estado estudiando la Ciencia Cristiana durante algunos años, y me alentó a que tuviera esperanza en la infinita bondad de Dios. Él me había hablado antes de la Ciencia Cristiana y me había dado ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana en francés, que yo leía con sumo interés. Pero ahora, al ver el momento tan difícil que enfrentaba, me invitó a asistir a los servicios religiosos dominicales de la Ciencia Cristiana y a las reuniones de testimonios de los miércoles en su iglesia, y yo acepté la invitación.
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