En el poema ilustrado “Christ and Christmas” (Cristo y la Navidad) de Mary Baker Eddy, hay un dibujo de dos ángeles sin alas, moviéndose rápidamente y con mucha gracia a través del espacio. ¿No ilustran acaso algo de la actividad de la idea espiritual, algo del poder, por los cielos motivado, de la gracia divina, avivando y despertando el pensamiento con el impulso de la inspiración y la inteligencia divina? Ezequiel describe figuradamente dicha actividad de pensamiento en su visión del querubín, donde leemos: “Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían. … Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos” (Ezequiel 1:12, 14).
En un momento de visión espiritual, se revelan las verdades eternas que de otro modo podría tomar años para que la mente humana las entendiera. No es de sorprender que cuando, mediante el sentido espiritual, empezamos a comprender los dos libros —la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por la Sra. Eddy— vemos destellos de luz divina y tenemos curaciones instantáneas.
Se dice que un impulso eléctrico circunscribe la tierra en menos de un segundo, pero el pensamiento espiritual es aún más rápido, porque es independiente del tiempo y sus resultados son instantáneos. Como dice Pablo: “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos” (1º Corintios 15:52), una escena de desesperación puede, mediante la acción de la comprensión y reflexión espirituales, transformarse en una escena de logros alcanzados. Con la velocidad de la bondad y con la rapidez de las ideas espirituales, nuestra experiencia puede cambiar de una sensación de acción material, inhabilitada, discapacitada, a una de rebosante libertad y poderosa actividad.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!