Mi esposa y yo hemos comprobado, la importancia de comprender los conceptos que ofrece la Ciencia Cristiana para la crianza de los niños.
Tenemos dos hijas, de 9 y 13 años, y siento que es esencial orar diariamente, reconociendo que las niñas —al igual que cada uno de nosotros— son hijas de Dios, y están bajo Su constante guía y cuidado. Esto me da la tranquilidad y la certeza de que no pueden sufrir ningún daño o enfermedad. El cuidado que uno puede ofrecer como papá tiene sus limitaciones humanas, mientras que el cuidado siempre presente de Dios, no tiene limitación alguna.
Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Si un niño está expuesto a contagio o infección, la madre se asusta y dice: ‘Mi hijo se va a enfermar’. La ley de la mente mortal y los propios temores de la madre gobiernan a su niño más de lo que la mente del niño se gobierna a sí misma, y producen los resultados mismos que podrían haberse prevenido mediante la comprensión opuesta” (pág. 154).
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