¿Tiene usted fama de ser una persona alegre? Ésta es una pregunta que bien podríamos hacernos a nosotros mismos de vez en cuando. El salmista escribió acerca de Dios: “En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmos 16:11).
¿Dónde está la presencia de Dios? ¿Está aquí, pero no allá? ¿Estaba ayer, pero no hoy? ¡No! Dios está presente en todas partes y en todo momento. Por lo tanto, la plenitud del gozo está en todos lados, todo el tiempo. Cuando parecemos no sentir alegría, es que necesitamos estar más conscientes de la presencia de Dios.
La Ciencia Cristiana hace práctica la omnipresencia de Dios y la coexistencia de Dios y el hombre como la Mente y su idea. Nuestra Guía, Mary Baker Eddy, dice: “El ‘yo’ irá al Padre cuando la mansedumbre, la pureza y el amor, instruidos por la Ciencia divina, el Consolador, nos conduzcan al único Dios: entonces encontraremos el ego, no en la materia sino en la Mente, porque hay un solo Dios, una Mente; y entonces el hombre no pretenderá que tiene una mente aparte de Dios”. Y ella agrega: “La idolatría, o sea la suposición de la existencia de muchas mentes y de más de un Dios, se ha repetido en toda clase de sutilezas a través de todos los siglos, diciendo como lo ha dicho desde un principio: ‘Creed en mí, y yo os haré como dioses’, es decir, yo os daré una mente aparte de Dios (el bien), llamada el mal; y esta llamada mente os abrirá los ojos y os hará conocer el mal, y así os volveréis materiales, sensuales, malos. Mas tened presente que esto lo dijo una serpiente; por tanto, su declaración no procedió de la Mente, el bien, o la Verdad” (Escritos Misceláneos 1883-1896, págs. 195-196).
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