El cálido resplandor de las luces multicolores de Navidad, en los hogares y los vecindarios, siempre me embarga de la alegre expectativa del bien que vamos a recibir.
La expectativa de la Navidad puede significar diferentes cosas para distintas personas. Mientras algunas puede que aprecien las decoraciones y tradiciones festivas relacionadas con la familia y la fe, otras es posible que consideren que la Navidad es una época del año sumamente ocupada y estresante. Algunas puede que anticipen que se sentirán decepcionadas al término de las celebraciones, mientras que otras quizá deban enfrentar la soledad o las relaciones tensas y no vean el momento de que se acaben las fiestas. Y la lista puede continuar.
En todos los casos, una comprensión más espiritual de la Navidad puede eclipsar lo que podríamos considerar las vicisitudes de las fiestas. Y una expectativa del bien puede transformarse en una parte esencial de nuestra vida, en la cual podemos abrazar a los demás, durante la época de Navidad y a lo largo del año.
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