Me crié en una ciudad donde viven muchos inmigrantes. En mi infancia, los chicos jugábamos juntos y compartíamos la comida. Realmente me sorprendí cuando fui un joven adolescente y comencé a percibir el prejuicio que había hacia los inmigrantes en mi ciudad.
La inmigración es un tema complejo. Y es también un tema que llega al corazón de una comunidad. De hecho, llega al corazón de cada uno de nosotros porque es esencialmente la manera en que tratamos a nuestros vecinos. ¿Es que tenemos distintos sentimientos respecto a la gente nueva, con diferentes tradiciones y costumbres, de los que tenemos acerca de nuestros otros vecinos? Se requiere de un afecto y una mentalidad mas amplios para amar a la gente que trae nuevos rostros y nuevos desafíos. Sin embargo, el Maestro, Cristo Jesús, parece decir que todos somos capaces de amar a nuestro prójimo.
Jesús daba gran importancia al mandato “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Pero es posible que nos preguntemos qué tan lejos debe llegar nuestro amor. ¿Podemos superar la falta de conocimiento de un idioma o cultura diferentes y llegar a amar a todos nuestros vecinos?
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