El profesor estaba hablando, pero ¿qué estaba haciendo yo? Tenía mi computadora abierta durante la clase de inglés y estaba tratando de subir de nivel en mi videojuego favorito. No podía dejar de jugar; era una adicta.
Al principio parecía divertido. Pero pronto mis profesores me pescaron, y empecé a meterme en problemas. Fue entonces cuando me di cuenta de que algo tenía que cambiar.
Desde que era una niña pequeña, he aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana que siempre puedo pedirle a Dios que me ayude a solucionar lo que sea. También he aprendido a orar para obtener respuestas y sanar. Pero al principio, pensar en orar acerca de esta adicción daba la impresión de ser una broma. Parecía tan tonto orar sobre los videojuegos.
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