El Cristo nos llama a mirar más allá de la percepción de la existencia humana como una experiencia sombría, destinada a morir, y reconoce que la Vida, Dios, es hermosa, fresca, continua y nueva.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!