Tal vez sientas que tu Navidad está demasiado llena de actividades o expectativas después de la tan disminuida Navidad del año pasado, o demasiado llena de cuestionamientos acerca de si es conveniente celebrarla bajo la sombra de la continua incertidumbre. O quizá tus festividades no están lo suficientemente llenas, porque estás a la espera de una invitación para reunirte con amigos o familiares. Cualquiera sea el caso, ¿no necesitamos sobre todo que la Navidad esté llena de alegría, de la “paz en la tierra, buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14, KJV) que estuvieron presentes en el nacimiento de Cristo Jesús? Sin la gracia que acompaña al Cristo, realmente no estamos celebrando la Navidad, y podemos sentirnos vacíos.
Cuando era estudiante universitaria viajé al extranjero, y pasé la Navidad en una pequeña ciudad en los Andes. El día de Navidad, sin familia y sin las celebraciones tan conocidas, me sentí sola. Mientras caminaba por las calles, cantaba un himno titulado “Alba de Navidad” para hacerme compañía. Este trata del nacimiento de Jesús, y acerca del Cristo eterno que él personificó. El himno es el arreglo de un poema de Mary Baker Eddy, quien descubrió y fundó la Ciencia Cristiana. Esta sincera petición al final del mismo se convirtió en mi oración:
(Llénanos hoy
con todo lo que tú eres: sé tú nuestro santo,
nuestro apoyo, siempre.
(Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 23, según versión en inglés)
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