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De todos modos, ¿quién necesita la Biblia?

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 4 de noviembre de 2024


Se había acostado con la persona equivocada y ahora estaba a punto de morir. Solo un hombre, un extraño para ella, podía salvarla. Pero para hacerlo, tal vez él tendría que violar la ley, arriesgando su propia libertad. El reloj corría. ¿La salvaría?

No, no es el tráiler de una nueva superproducción de verano. Es el resumen de una historia del libro de Juan en la Biblia (véase 8:3-11). Los funcionarios religiosos habían llevado a Cristo Jesús a una mujer que había sido sorprendida en adulterio, diciéndole que debía ser apedreada. Su propósito era atraparlo en una violación de la ley mosaica, que dictaba que los adúlteros debían ser condenados a muerte. Si intentaba salvarla, podrían acusarlo de negarse a obedecer la ley, lo que podría resultar en su arresto o, como mínimo, desacreditar a este hombre cuyas enseñanzas sobre Dios se estaban volviendo muy populares.

Pero Jesús no discutió con ellos acerca de la ley. Les pidió que miraran dentro de sus propios corazones. “El que de vosotros esté sin pecado”, dijo, “sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. Ninguno de ellos pudo hacerlo. Se alejaron, dejando que la mujer viviera.

Si lo piensas detenidamente, la Biblia está llena de todas las cosas que a muchas personas les encantan en libros y películas: drama, intriga, batallas épicas, historias de amor. Sus páginas están llenas de canciones conmovedoras, poesía, historia y mitología. Pero cuando se lee con comprensión, tiene mucho más que ofrecer. Si somos receptivos, nos enseña lecciones más profundas sobre quiénes somos realmente y dónde podemos encontrar salud, armonía y felicidad. De hecho, leer la Biblia para obtener la inspiración espiritual más profunda que hay dentro de sus páginas puede sanarnos.

Una vez que aprendemos la importancia de comprender el significado espiritual de la Biblia, la comprensión y la inspiración fluyen naturalmente.

La Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, contó cómo fue sanada de una lesión que amenazaba su vida al leer un relato bíblico de cuando Jesús sanó a un hombre paralítico (véase Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 24). En otro lugar escribió acerca de la experiencia que al principio ella no sabía exactamente cómo había sido sanada, solo que “el Espíritu divino había obrado el milagro” (Retrospección e Introspección, pág. 24), y que más tarde descubrió que “estaba en perfecta conformidad científica con la ley divina”. Pasó el resto de su vida estudiando la Biblia para aprender la ley divina detrás de su curación y para enseñar a otros a sanar de la misma manera. Publicó lo que aprendió en un libro de texto: Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras.

Esa “Llave de las Escrituras” es crucial. Sin una “llave”, el mensaje de curación de la Biblia puede parecer encerrado detrás de un lenguaje y argumentos que, tomados literalmente, pueden parecernos hoy en día anticuados o confusos, si no ocasionalmente francamente repulsivos. La Sra. Eddy misma señaló que “la interpretación literal de las Escrituras no les da ningún valor, por el contrario, a menudo es la base de la incredulidad y la desesperanza” (Escritos Misceláneos, pág. 169).

Pero una vez que aprendemos la importancia de comprender el significado espiritual de la Biblia en lugar del sentido literal, la comprensión y la inspiración fluyen naturalmente. Los Científicos Cristianos leen Ciencia y Salud como compañero de la Biblia porque Ciencia y Salud proporciona el contexto atemporal y las explicaciones inmortales que revelan la forma en que la Biblia puede traer curación a las vidas individuales. Explica la acción del Cristo, la manifestación divina de Dios, que ha llegado a la consciencia humana a través de todos los tiempos, mostrando a los individuos cómo pueden salir de toda circunstancia y condición maligna.

En la historia bíblica, los hombres que habían querido ejecutar a la mujer se fueron sin condenarla. Jesús tampoco la condenó. “Vete, y no peques más”, dijo. El Cristo había mostrado que los hijos de Dios, vistos en su verdadera y santa naturaleza, son salvos para siempre, no condenados. Esto no solo se aplica al pecado. ¿Creemos que hemos sido condenados al dolor y al sufrimiento por una enfermedad o un accidente? Cristo no nos ha condenado a ningún tipo de sufrimiento. Nosotros también somos libres de seguir nuestro camino con salud y armonía. 

Incluso hoy en día, comprender la verdad de la bondad de Dios y la expresión eterna de esa bondad en Su creación mediante el estudio de la Biblia está sanando a muchos. Un podcast auspiciado por esta revista, Sentinel Watch, está transmitiendo una serie en la que las personas describen cómo fueron sanadas por las percepciones e inspiración que obtuvieron directamente de la Biblia. Esto se alterna con una serie similar sobre Ciencia y Salud.

La Biblia tiene un registro comprobado de curación. El sentido espiritual de sus palabras habla a los corazones de las personas a través del tiempo, a través de los idiomas, a través de las culturas. Ese sentido espiritual todavía está disponible para aquellos con la humildad y el deseo de descubrirlo.

Lisa Rennie Sytsma, Redactora Adjunta 

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