La enseñanza de la naturaleza de Dios, el Principio divino, constituye la base de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.. La definición precisa acerca de Dios puede ser hallada en la página 465 y expresada en otra forma en la página 587 del libro de texto “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy.
El concepto correcto acerca de Dios se le reveló primeramente a nuestra Guía, Mrs. Eddy, en el año 1866, en la forma de una vislumbre espiritual o revelación repentina, que en los años que se sucedieron se le reveló completamente a su sentido espiritual en respuesta al propósito devoto que la animaba de escudriñar las Escrituras. La revelación fue el resultado de su curación instantánea, probando así la integridad del hombre y la irrealidad del mal, como la conclusión más importante de la idea que ella había adquirido de la perfección de Dios como Espíritu, el creador único, infinito y divino. Esta perfección incluía la totalidad de Dios en inteligencia, en bondad que inspira la vida, en poder irresistible, y en acción contínua e infinita.
En tanto que la Ciencia del ser se le revelaba en su totalidad, Mrs. Eddy continuó probando la verdad de su revelación sanando una gran variedad de inarmonías físicas, mentales y morales, que parecían contradecir la totalidad de Dios y la perfección de Su imagen, el hombre. Pero al intentar la explicación de la idea espiritual de Dios, halló que ni una sola palabra en el lenguaje humano podía de por sí ofrecer un concepto completo y total del creador; que los términos para la Deidad que se mencionaban en las Escrituras habían sido, en razón del uso humano milenario, investidos de significados limitados que los hacían inadecuados para describir el concepto correcto de la totalidad de Dios al estudiante.
Una buena ilustración de esta insuficiencia de términos humanos es la palabra “mente”, la cual, en tanto que denota inteligencia no indica sus cualidades y señala al cerebro como su origen. Lo mismo ocurre con la palabra “amor” pues deja la puerta abierta para una gran diversidad de significados desde el idealístico y ennoblecedor hasta el emocional y sensual.
Nuestra Guía también halló engañadora la palabra “alma” pues no se refiere para nada a Dios, mas expresa la antigua ilusión que el hombre es un mortal atado a un cuerpo material, del cual depende su vida y su inteligencia en cuanto a calidad y duración.
Finalmente a ella se le reveló la total definición adecuada de Dios expresada en la suma cabal de los siete sinónimos. En la definición éstos son seguidos por cuatro adjetivos calificativos que pueden ser aplicados a cada uno de estos términos, y la declaración completa dice así: “Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor, infinitos, incorpóreos, divinos y supremos” (Ciencia y Salud, pág. 465). Más adelante ella señala que estos términos son sinónimos y que describen al Dios absoluto y único expresando Su naturaleza, Su esencia o ser verdadero y Su totalidad o plenitud infinita. De manera que ni uno sólo de estos términos debiera ser omitido del pensamiento, ni contemplarse aparte del amplio significado que le atribuyen los otros seis, pues de lo contrario se menoscabaría la comprensión del estudiante de la totalidad de Dios y la multiplicidad de Su función.
Un eminente filólogo del siglo diecinueve define a los sinónimos como: “perfectamente idénticos y que coinciden en su significado, como quien diría, círculos que poseen el mismo centro y la misma circunferencia.” En tanto que esta definición difiere algo del sentido que hoy en día se le da a esta palabra, no obstante describe la relación que guardan entre sí los siete sinónimos según la definición de Dios que ofrece la Christian Science. Es pues evidente, que en razón de que todos estos términos calificados cada uno por cuatro adjetivos han sido designados para expresar al mismo Dios, deben poseer, por lógica, el mismo grado de significación.
Es importante que el estudiante aprenda a identificar cada uno de estos términos con los otros seis que aparentemente se diferencian entre sí. Mediante tal ampliación de su comprensión, cada uno de ellos se le revelará al estudiante como el significado combinado de los siete ya que cada uno expresa la naturaleza de todos.
Da manera que no es conveniente identificar ciertas cualidades específicas con un solo sinónimo en especial, sino que debemos identificarlas con todos, como por ejemplo, lo hacemos quizás mecánicamente o por costumbre refiriéndonos a la belleza del Alma, la inteligencia de la Mente, la eternidad de la Verdad, la bondad del Amor y demás. Todas estas expresiones son por cierto verdad, pero ¿por qué no intercambiar estas cualidades, ampliando así la comprensión del Amor, por ejemplo, atribuyéndole también la inteligencia, el poder y la vitalidad; la belleza y la bondad a la Verdad, y la totalidad infinita al Alma, teniendo presente siempre que nos estamos haciendo una descripción de la naturaleza del Dios infinito y único?
La comprensión del significado de cada uno de estos sinónimos que todo lo abarcan y el relacionarlos entre sí, profundizarán nuestro concepto de la totalidad y unidad de Dios. Puede quizás que seamos capaces de comprender por ejemplo que la Mente y el Amor son sinónimos. Percibiendo que en razón de que la Mente, Dios, es por naturaleza creadora y dadora, jamás retiene, y posee poder infinito para sostener y proteger sus ideas; esto significa que la Mente es Amor, cuya función es eterna e invariable y señala a la inteligencia suprema y omniactiva como su cualidad primordial, eterna. De modo que para que la Mente sea inteligente debe ser afectuosa, para que el Amor sea verdaderamente bueno tiene que ser inteligente. Esto excluye la posibilidad de una Mente errónea o un Amor que no sea inteligente. El hombre no puede expresar la Mente, o inteligencia verdadera, sin que exprese al mismo tiempo el amor espiritual y viceversa.
Una vez que se ha probado que la Mente y el Espíritu son sinónimos, es imposible pensar acerca de la Mente, que el hombre refleja, como si fuera un sentido material. Cuando percibamos que la Mente es un sinónimo exacto de la Verdad jamás volveremos a creer que la Mente verdadera pueda ser variable y mortal, y también comprenderemos que la Verdad o realidad es totalmente buena, porque posee la inteligencia absoluta de la Mente divina.
Identificando la Vida como la Verdad, muestra que la Vida es armoniosa, que se sustenta a sí misma, que es eterna y que no se halla sujeta al deterioro o la pérdida, en tanto que la comprensión de que la Vida y el Amor son sinónimos muestra que el Amor posee el vigor del ser eterno que se renueva a sí mismo. Esta es la vida que vivió Cristo Jesús. No puede ser separada de su amor.
Dios es infinito y nosotros debemos seguir siempre adelante buscando la comprensión de Su totalidad y la demostración de Su naturaleza como así también de la nuestra, valiéndonos del reflejo espiritual que es un hecho y que nos brinda posibilidades infinitas de utilidad, salud y metas cristianas.
Por medio de la revelación de la totalidad de Dios tal como la enseñó nuestra Guía mediante el uso que ella asignó a estos sinónimos, la profecía de Habacuc se está cumpliendo, (Habacuc 2:14): “¡Porque la tierra estará llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar!”
Y las multitudes, de común acuerdo, prestaron atención a las cosas dichas por Felipe, al oír y ver los milagros que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, éstos salían, clamando a gran voz; y muchos paralíticos y cojos fueron sanados. Y había grande gozo en aquella ciudad. — Hechos 8:6, 7, 8.
