Es sabido que los amantes de la naturaleza, en todas partes, se deleitan y disfrutan plenamente del significado que incluye la frase “cielos despejados” es decir, días resplandecientes, noches luminosas, aguas apacibles, clima agradable, atmósfera saludable. Este concepto del cielo, alude a lo que enseña la Ciencia Cristiana; que la atmósfera, la verdadera atmósfera del Alma, Dios, es espiritual y armoniosa.
Considerando el tiempo, o el estado atmosférico, desde el punto de vista del sentido mortal exclusivamente, éste se halla sujeto a fluctuaciones entre dos extremos, ambos indeseables. De acuerdo con la Ciencia Cristiana [Christian Science], este concepto de la atmósfera es ilusorio, una creencia errónea. La creencia puede ser de mal tiempo o de buen tiempo, mas como tal creencia se basa en las variables hipótesis humanas, la suposición de que la atmósfera es física, carece de estabilidad por no tener fundamento en la Verdad.
Bajo el título marginal “Algunas lecciones de la naturaleza” Mrs. Eddy escribe: “Las regiones árticas, los trópicos soleados, las montañas gigantescas, los alados vientos, las olas poderosas, los valles verdes, las festivas flores y los gloriosos cielos, — todos indican la Mente, la inteligencia espiritual que reflejan” (Ciencia y Salud, pág. 240).
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