La teoría médica afirma que materialmente ciertas enfermedades son contagiosa, y elimina el factor mental en lo que se denomina contagio. Igualmente, la teoría médica excluye el hecho de que el estado de consciencia espiritual del pensamiento evita el desarrollo de tales enfermedades, aun cuando las condiciones materiales del contagio estén presentes.
La Ciencia Cristiana [Christian Science] explica el aspecto mental de todo contagio y proporciona el poder del Cristo que lo destruye. Mary Baker Eddy declara en “Miscellaneous Writings” (Escritos Misceláneos, pág. 228): “Todo aquello que el hombre ve, siente o percibe en cualquier forma debe ser captado por la mente, puesto que tanto la percepción, como la sensación y la conciencia pertenecen a la mente y no a la materia.” Más adelante ella agrega: “El consentimiento general es contagioso y hace que la enfermedad también lo sea.”
Estos preceptos científicos son de inmenso valor para el Científico Cristiano, puesto que le aseguran que puede protegerse a sí mismo físicamente, y rehusarse a dar su consentimiento mental a la posibilidad de contraer una enfermedad considerada contagiosa. No obstante, su denegación debe ser más que un mero rechazo humano de la posibilidad del contagio. Debe basarse sobre su conocimiento de que Dios, el Espíritu, es la única Mente, que el hombre refleja esta única Mente, y que nada puede contaminar la conciencia real que emana del Espíritu puro.
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