En La Década de 1920, pese a que la prosperidad parecía estar firmemente arraigada en muchos sectores, fueron apareciendo en los Estados Unidos signos de desconcierto económico. El creciente número de cierre de bancos y los bajos precios de los productos agrícolas, indicaban que la economía de ese país no era tan fuerte como aparentaba. En 1927, cuando terminó el control militar de los Aliados sobre Alemania, la economía de este país se derrumbó. Para mucha gente ese fue un período lúgubre. No obstante, tanto los europeos como los estadounidenses, tuvieron razón para sentirse alentados cuando ese mismo año Charles Lindbergh, en su monoplano llamado The Spirit of Saint Louis, se transformó en el primero en volar solo sobre el Océano Atlántico. Este logro y sus consecuencias posteriores tuvieron un impacto enorme en la comunicación y el transporte mundial.
La comunicación global estaba muy presente en el pensamiento, tanto a nivel político como en las organizaciones religiosas en todo el mundo, y La Sociedad Editora de la Christian Science fue una de las voces que participó en el creciente diálogo global.
En el mismo año en que Lindbergh realizó su hazaña, llegó a Boston una carta de las iglesias y sociedades escandinavas. La misma solicitaba a La Junta Directiva de la Christian Science que considerara la posibilidad de publicar un Heraldo escandinavo de la Christian Science, en el cual los tres respectivos idiomas (danés, noruego y sueco) estuvieran equitativamente representados.
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