El anhelo más profundo de la humanidad es espiritual. Puede tratarse de un anhelo de paz y seguridad, una añoranza por la libertad, una desesperación latente sobre las finanzas, o el deseo de ser sano y feliz; muchos de nosotros estamos buscando algo cuya fuente no se encuentra en el punto de vista convencional de la vida. Muchas veces sin saberlo, estamos buscando a Dios. Estamos buscando la inmensa bondad del Espíritu omnipresente, el consuelo del Amor divino inmutable.
Los sistemas materiales buscan en la materia la fuente de la salud, la felicidad y la seguridad, porque la materia parece ser la fuente y el controlador de nuestras vidas. Sin embargo, las expectativas de muchas personas no se cumplen. El libro de Jeremías en la Biblia describe con elocuencia lo que muchos encuentran: “Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación” (8:15).
Mary Baker Eddy habla del problema de fondo en su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Una concepción mortal, corpórea o finita de Dios no puede abarcar las glorias de la Vida y del Amor ilimitados e incorpóreos. De ahí el insatisfecho anhelo humano por algo mejor, más elevado, más sagrado, de lo que proporciona una creencia material en un Dios y un hombre físicos. La insuficiencia de esta creencia para proveer la idea verdadera comprueba la falsedad de la creencia material” (pág. 258).
Este “insatisfecho anhelo humano” es lo que la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy satisfacen por medio de la inspirada Palabra de Dios, que habla a través de ellos, al saciar cada necesidad humana. Este mismo mensaje de Verdad es lo que estas revistas pretenden transmitir. The Christian Science Journal, el Christian Science Sentinel y El Heraldo de la Ciencia Cristiana —publicaciones periódicas establecidas por la Sra. Eddy— nos alimentan al ofrecernos una comprensión más elevada de Dios. Promueven la curación al compartir lo que los autores han obtenido de su estudio y práctica de las verdades que se encuentran en la Biblia y en los escritos de la Sra. Eddy.
Sin embargo, no se trata simplemente de autores que se comunican con sus lectores; va mucho más allá. Es el Cristo mismo, la Verdad siempre presente, hablando calmadamente al pensamiento y transformando el pensamiento, tanto de los autores como de los lectores. Es el Espíritu Santo —la Ciencia divina, o el espíritu de Verdad— operando en el pensamiento de cada uno, para consolarlo y salvarlo. En esta actividad redentora del Amor divino no hay distinción entre lectores y autores, porque todos estamos recurriendo al Espíritu en busca de curación. Y todos estamos naciendo de nuevo por medio del crecimiento espiritual.
En su misión de nutrir a la humanidad espiritualmente, cada revista, el Journal, el Sentinel y el Heraldo cumplen con un propósito en particular (véase La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 353). La Sra. Eddy escribe que el Journal tiene el designio de “dejar constancia de la Ciencia divina de la Verdad”.
La Ciencia divina nos lleva más allá de las impresiones de los sentidos físicos. Si Dios, es el Espíritu infinito, entonces cada uno de nosotros, por ser la imagen misma del Espíritu, debe ser enteramente espiritual, bueno y libre. El Espíritu perfecto no podía crear algo menor. La expresión del Espíritu perfecto no podía ser algo menor.
Además, si Dios es el Principio divino y afectuoso de toda existencia verdadera, entonces hombres y mujeres no son partículas desamparadas en un universo caótico y descontrolado. Son las ideas más elevadas del Amor divino, sustentadas con toda seguridad por las leyes del Amor que gobierna el universo, y tienen el dominio otorgado por Dios. Lo que es más, la realidad espiritual de nuestro ser puede probarse aquí y ahora por medio del sistema de curación científico descubierto por la Sra. Eddy. Por medio de artículos que explican, y testimonios que proporcionan pruebas actuales, el Journal deja constancia de las verdades de la Ciencia divina para beneficio de todos.
La misión del Sentinel “es mantener guardia sobre la Verdad, la Vida y el Amor”. El lema que la Sra. Eddy colocó en la portada es el consejo de Jesús: “Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad”. Eso es lo que hace un centinela, está de guardia.
¡Cuán profundo e importante es para el bienestar de la humanidad tener una revista que está de guardia, velando para asegurarse de que las corrientes sanadoras de la Vida, la Verdad y el Amor no sean ocultas o tergiversadas por el materialismo agresivo o por el antagonismo de la mente carnal contra el Espíritu infinito! El Sentinel defiende la totalidad de Dios. Amorosamente sostiene la verdadera idea del hombre, la imagen de Dios, afirmando la pureza e integridad del hombre. Enfrenta los argumentos agresivos de que el hombre es cruel, inmoral, vulnerable o enfermo. Demuestra que tales conceptos del hombre son un error, ideas equivocadas que parecen ser reales y bien fundadas, pero que la verdad de la existencia, al ser comprendida, las destruye.
El Heraldo fue creado “para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad”.
La Verdad es realmente universal. El Cristo no tiene fronteras, y habla a la consciencia humana en todas partes, instándonos suavemente a que comprendamos que somos la manifestación misma de Dios, irradiando la perfección de Dios. El sentido espiritual innato de la humanidad —esa evidencia prometedora y llena de esperanza de nuestra individualidad real— responde naturalmente a la Verdad. Al fin y al cabo, la ignorancia humana de la Verdad no puede resistir la actividad transformadora del Cristo, porque el Cristo es la presencia y el poder del Amor omnipotente, cuyo incansable propósito es sanar y salvar. Mediante la regeneración del pensamiento individual, la levadura de la Verdad eleva todas las culturas. Trastorna todo lo que es limitante y fortalece todo lo que está basado en el bien espiritual.
Las misiones individuales de estas publicaciones se mezclan en una al mostrarnos la aplicación infinita de la Ciencia divina a las necesidades, desafíos y preguntas más profundas que todos enfrentamos. Cristo Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6). Ya sea que leamos por primera vez sobre ella, o que estemos profundamente familiarizados con la Ciencia Cristiana, cada uno de nosotros puede venir y ser alimentado de acuerdo con su necesidad, por la misma verdad que el propio Jesús enseñó, encarnó y demostró.
La curación que se deriva de estas publicaciones es el efecto del Cristo y el Espíritu Santo, moviéndose sobre las aguas de la consciencia humana, cumpliendo el propósito que tiene el Amor divino para estas invalorables revistas.
David C. Kennedy
Redactor