Quiero tratar un tema que es muy querido para mí, y que es sumamente importante para obtener una clara comprensión de la Ciencia Cristiana. Y de eso se trata todo el tema de la “profecía”. No es algo esotérico o misterioso como algunas personas podrían pensar. Para mí, es algo vital, perfectamente lógico y muy comprensible.
Pero, antes que nada, ¿qué es una profecía? Sin duda estaríamos de acuerdo en que, en términos teológicos, es una visión inspirada, una revelación, de algún aspecto del plan de Dios que sucederá. Pero por supuesto, no toda revelación es una profecía. La profecía es un aspecto específico de la revelación, de la Palabra de Dios revelada. Dicho simplemente, es aquello que un profeta, o vidente espiritual, percibe conscientemente como un hecho espiritual presente, aunque todavía no ha ocurrido, pero que ocurrirá en el orden natural del desenvolvimiento divino. En otras palabras, la profecía es el registro de la historia antes de que suceda. ¡Esto la pone, ciertamente, dentro de una categoría propia! Ilustra la unidad de todo ser real, de lo que llamamos el pasado, el presente y el futuro. Pero, es todo uno para la Mente divina que todo lo sabe, o Dios.
Los profetas se han manifestado en todas las formas y colores. Pero lo importante es que Dios los ha enviado y les ha otorgado poder, y tienen autoridad divina para impartir a otros el mensaje que Dios les ha dado.
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