La ciudad de Boston tiene hermosos amaneceres. Todos son diferentes, únicos. Algunos más espectaculares que otros, pero siempre asombrosos. Muchas veces, agradezco a Dios por Su belleza y luz espirituales, que veo representadas en la salida del sol que me recibe esa mañana. Y siempre me hace sonreír, porque para mí es una promesa de bien, de progreso, de paz. Como que me dice, en palabras de Mary Baker Eddy: “Para aquellos que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. vii).
Cada año que se inicia es como un nuevo amanecer. Nos invita a renovar nuestros propósitos, a mirar al futuro con esperanza, a tomar la decisión de corregir, como sea necesario, nuestras acciones, y restaurar y sanar relaciones. El estudio de la Ciencia Cristiana nos ayuda a lograrlo al brindarnos una mejor comprensión de Dios y de nosotros mismos, como Sus ideas espirituales.
En este número de El Heraldo, tenemos el placer de publicar una conferencia de la Ciencia Cristiana que trata sobre el progreso, y cómo, el recurrir a Dios y permitirle que nos guíe, abre las puertas para que seamos bendecidos y sanados.
Una colaboradora relata cómo al aprender acerca de su verdadera identidad espiritual, fue sanada de cáncer. Otro logró superar un sentimiento de ira y la inquietud y el dolor que empezaba a sentir, al comprender que, por ser hijos del único Padre-Madre, Dios, no podemos ser manipulados por las sugestiones que el pensamiento mortal trata de imponernos.
Confiamos, querido lector, que el contenido de estas páginas te serán útiles para encontrar curación, y traigan, quizá, nueva luz y propósito a tu vida.
Patricia del Castillo
