Estimados amigos:
Cada año en esta época sentimos el gran deseo de comunicarnos con ustedes como muy queridos amigos y compañeros miembros de La Iglesia Madre. Este año nos gustaría aprovechar la ocasión para pensar juntos en el hecho de que todos nosotros también somos compañeros miembros de la Causa de la Ciencia Cristiana.
Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, utilizaba frecuentemente la palabra Causa. Para ella significaba desarrollar una actividad vigorosa, trabajar juntos con decisión y con la mira puesta en el beneficio de toda la humanidad. No era meramente uno de los muchos propósitos buenos y loables del mundo. Ella sabía que estaba impulsada por Dios, y que era “la más grande y más santa de todas las causas” (Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 177), la única Causa que revelaría que la naturaleza del hombre no es de ninguna manera material, sino enteramente espiritual. Revelaría, aun en medio de las más clamorosas pretensiones de una era científica, una idea nueva y verdadera acerca de Dios, que hoy en día está poniendo la curación-Cristo a disposición de todos.
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