Muchos han buscado, y continúan buscando, curación. Una mujer, desesperada en busca de ayuda, cuando vio a Cristo Jesús, se dijo a sí misma: “Si tocare solamente su manto, seré salva” (Mateo 9:21). Y sanó por completo. ¿Qué quiere decir acercarse y tocar el borde del manto sanador de Cristo? Significa tomar consciencia de nuestra verdadera identidad espiritual y ser sanado, ser completo.
¿Quién no se ha acercado a tocar el borde del manto de Cristo en momentos de necesidad? El Cristo, la idea verdadera de Dios, es nuestro fundamento sobre el cual construimos para superar la tensión y el estrés de la materialidad. Esta idea verdadera de Dios, que revela al hombre hecho a Su imagen y semejanza, es una roca donde pararnos, incluso cuando nos encontramos en medio de enormes vientos y olas. Esta idea verdadera de Dios es nuestra perfección presente.
El Apóstol Juan escribe: “Amados, ahora somos hijos de Dios” (1º Juan 3:2). A veces puede que parezca que uno tiene que luchar para alcanzar este nivel de entendimiento, obtener la clara visión espiritual de nuestra perfección presente, pero la verdad es que esta perfección ya está establecida, y mediante el tierno amor de Dios por nosotros, estamos capacitados para comprenderla. Dios la estableció antes que el mundo fuese. Y ha permanecido establecida porque a la perfección nada se le puede agregar, ni nada se le puede quitar.
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