“La declaración científica del ser”, la rotunda afirmación de Mary Baker Eddy de la totalidad del Espíritu y la nada de la materia, es el párrafo más revolucionario que la mano del hombre haya escrito jamás.
La declaración de siete renglones y 74 palabras, escrita por la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana (véase Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 468), contiene la médula o esencia misma de la Ciencia Cristiana, las premisas dobles de las cuales emana toda la teología de la Ciencia Cristiana. Como la historia indica, la declaración no fue escrita por capricho ni sin la debida consideración de la Sra. Eddy como parte de la respuesta que casi seguramente recibiría de un mundo sumergido en el materialismo científico de la epóca, basado en la incompatibilidad percibida de la religión y la ciencia. (véase Ciencia y Salud, pág. 268).
Como relató uno de los alumnos de la Sra. Eddy, ella estaba muy consciente de las profundas repercusiones de lo que estaba escribiendo, y de la medida en que esta declaración radical iría en contra de todo lo que parece ser tan aparente y lógico para los sentidos humanos, incluidos, inicialmente, los de ella misma.
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