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Tenemos un solo cuerpo, una sola identidad, y ese cuerpo está compuesto únicamente de sustancia espiritual, incluyendo la verdadera idea espiritual del corazón.
Cuando una experiencia parece ser una cruz que llevar, besemos esa cruz y aprovechemos la oportunidad de aprender más de lo que es verdaderamente real. Progresivamente hallaremos no solo que el sufrimiento cesó, sino un gozo espiritual en el que podremos disfrutar de todos los tiernos cuidados de Dios, y no sufriremos.
De repente tuve la idea de que Dios no necesitaba que yo Lo defendiera. ¡Él es Dios, por el amor del cielo!
Ser original en ayudar a los estudiantes a reconocer su propia habilidad natural de escuchar la voz de Dios es profundamente inspirador. Y encontrar maneras agraciadas de indicar que los estudiantes son pensadores inteligentes y sanadores capaces muestra que la confianza en ellos es genuina y real.
La confianza en la omnipotencia y omnipresencia de Dios, el Espíritu, nos da la autoridad espiritual para silenciar el miedo y vencer la creencia de que la enfermedad es real y puede ser contagiosa. Al cuidar de nuestra familia, oré para sentir esa confianza espiritual.
A veces podemos pensar que “atender a la gente” e “invitarlos” tiene que ver solo con la comunidad local, pero no olvidemos que los miembros de la iglesia necesitan el mismo abrazo cálido.
Sabía que mi ser es verdaderamente espiritual, lo que significaba que no podía ser perjudicada por las limitaciones materiales; la materia no es parte de la creación espiritual de Dios. Dios es Amor y ama a Sus hijos.
Oro para saber que las necesidades de cada niño pueden ser satisfechas y que sus preguntas pueden ser respondidas mediante el estudio de las Escrituras.
También llegué a comprender que Dios, que es el Amor mismo, no nos daría un deseo y luego nos impediría, o permitiría que se nos impidiera, poder cumplirlo. También me di cuenta gradualmente de que, si algún deseo no era de Dios, naturalmente se desvanecería.
Comienza tu viaje espiritual ahora. No te demores. Día tras día encontrarás tu vida en el Espíritu, donde nada “hace abominación y mentira” (Apocalipsis 21:27); en el Amor divino, donde mora el hombre para siempre.