Originales Web
La estaba pasando muy bien en la montaña, hasta que un montón de nieve en polvo atrapó uno de mis esquís, haciéndome girar fuera de control. Traté de reducir la velocidad, pero en lugar de eso, fui cada vez más rápido.
Nadie puede reemplazar o sustituir a Cristo Jesús como el Mostrador del Camino de la humanidad. Su lugar como el Salvador del mundo es único.
El bebé de la curación cristiana y mi función como sanadora —escuchar el mensaje del Cristo, estar con otros en oración y ser testigo de la perfección y plenitud que Dios les había dado— no podían ser arrebatados de mis brazos.
Publicado originalmente en portugués
No creo que habría podido tener este cambio si no me hubiera comunicado con la enfermera de la Ciencia Cristiana. Me hizo tomar conciencia del tierno cuidado de Dios por mí.
Original en español
Los rayos del sol se filtraban a través del follaje, y parecía que las ardillas trepaban hacia la luz. Si me movía en cierta dirección, el sol resplandeciente iluminaba mi rostro. Era como si Dios mismo me estuviera hablando.
Estaba tan absorta en recordar y escribir décadas de curaciones que revelaban mi verdadera naturaleza otorgada por Dios, que, para cuando dejé de trabajar por la noche, los preocupantes síntomas habían desaparecido por completo.
Esta experiencia me enseñó que debemos cambiar nuestra perspectiva hacia Dios, el Espíritu y la verdad de que nuestra existencia es algo totalmente espiritual.
Si realmente queremos trabajar para la humanidad, la quietud, la paciencia y la presencia divina son nuestras amigas.
Una sensación de paz y consuelo se apoderó de mí cuando me di cuenta de que la obra de Dios ya está hecha. Esto me indicó cuán improbable era que después de crear todas estas “maravillas”, Dios decidiera más tarde crear fuerzas que pudieran destruir Su creación buena “en gran manera”.
Sabía que nunca podría ser nada menos que Su reflejo; por lo tanto, jamás podría perder el cuidado o el amor de Dios o tener menos que completa libertad en todos los aspectos de mi vida.