En una ocasión, mi abuelo encontró una tortuga en la selva, y se la llevó. Cuando llegó a su aldea, la ató a un pequeño árbol detrás de su casa. Le había puesto una liana en una de sus patas traseras para mantenerla cautiva. La selva comenzaba a unos pocos metros. Esa noche, cuando mi abuelo decidió traer la tortuga adentro de la casa, vio que había roto la liana, y se había escapado a la selva. Se ve que había tirado con fuerza de la liana, hasta que se liberó.
Algunos puede que nos sintamos cautivos por alguna situación o problema que nos tiene dando vueltas sin saber cómo salir. Otros puede que hayamos heredado un problema de la familia o amigos. Mientras que muchos, por otro lado, quizás enfrentemos desafíos, como son la escasez, la violencia, la falta de un sentido de dirección en la vida, y así sucesivamente. Es posible que estos problemas nos impresionen mucho. Tal vez, nos digamos a nosotros mismos que, puesto que nadie conocido ha encontrado una solución al tipo de problema que estamos enfrentando, todo intento de nuestra parte por superarlo está destinado al fracaso. Es así como terminamos cayendo en la apatía y la adoptamos como una forma de vida. Sin embargo, hoy en día todo el mundo tiene a su alcance una respuesta eficaz a todos los problemas humanos. Esta respuesta es la Ciencia Cristiana.
Por ser el reflejo perfecto de Dios, el hombre expresa actividad, vivacidad, alegría, percepción e inteligencia perfectas.
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