Connie Coddington, Gerente de Actividades de Practicistas de la Ciencia Cristiana en La Iglesia Madre, comenta acerca del impulso que ha tomado este nuevo formato de charlas, y porqué.
Connie, desde que comenzaron estas mesas redondas hace unos meses, realmente ha aumentado el número de reservaciones para realizarlas. ¿A qué aspecto de este nuevo formato piensas que está respondiendo la gente?
Los talleres que se celebraban en el movimiento hace algunos años —y que luego se ofrecían en La Iglesia Madre— tenían dos practicistas al frente del salón, que hablaban al público, seguido de un breve período de preguntas y respuestas. Este formato gradualmente se transformó en algo más informal —sillas reunidas en círculo— lo cual indicaba que ya no había ese sentido de “nosotros” y de “ellos”. Y lo importante era que no tenían preparada una lista de temas.
De inmediato nos dimos cuenta de que cualesquiera fueran los antecedentes específicos de las personas presentes en la reunión —un cantante de ópera, un entrenador de perros, una abuela, un aspirante a médico, una madre joven— todas ellas tenían algo valioso que aportar a la conversación. El hecho de no tener un formato preestablecido, alienta a que la gente exprese sus opiniones como si estuvieran sentadas a la “mesa de su cocina”.
Iniciamos estas mesas redondas hace unos meses y tuvieron un éxito inmediato. Se están celebrando en todo el país, desde la zona rural de Maine, a Las Vegas, a Pensacola, Florida, y más allá. Y ahora tienen alcance internacional, ya que hemos lanzado varias mesas redondas en Sudáfrica y el Reino Unido.
No obstante, lo que las está impulsando es mucho más que un cambio en el formato y tono. Es el anhelo, incluso la insistencia en la curación-Cristo.
¿Cómo se fomenta ese anhelo en una mesa redonda? Este tipo de formato por lo general se llama modelo “interactivo”. Entonces ¿cómo ves esto en el contexto de lo que dice Mary Baker Eddy: “La intercomunicación es siempre de Dios hacia Su idea, el hombre” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 284)?
Mediante la oración, pura y simple. El enfoque de la Asamblea Anual 2014 fue la curación-Cristo, y este tema se está extendiendo a lo largo del año, a todos los miembros de la Iglesia alrededor del mundo. Así que es natural que veamos un mayor interés y vigilancia en nuestras iglesias filiales respecto a la curación, y hacia todo pensamiento que nos impida lograrla. Este deseo no tiene simplemente el propósito de lograr una curación física, o bienestar individual. Es un llamado para fortalecer nuestra convicción de que la actividad del Cristo sostiene fuertemente todo lo que construimos: nuestros servicios religiosos en las filiales, nuestras reuniones de testimonios de los miércoles, las oraciones diarias por nuestros semejantes y el mundo.
Veo que la oración es fundamental, puesto que podría haber la tendencia a dejar a un lado ese deseo de alcance universal, y considerarlo desde una perspectiva humana. “¿Sé lo suficiente?” “¿Puedo expresar lo que siento?” “¿Eliminaré acaso la inspiración que necesito?” etc.
Así es, ese sentido personal —esas opiniones humanas— como que desaparecen en estas mesas redondas. Pienso que es por esa razón que en los comentarios que recibo aparecen palabras como sustancioso y conciso, porque no importa cuántos argumentos individuales podamos recibir, esos términos siempre vienen a la mente de aquel que está revelando el hecho de que la “niebla” de la escena humana, la ilusión de todo lo que nos distrae de la curación-Cristo, debe dar paso a las leyes del Amor divino. Y esto se realiza desde la perspectiva de los dos libros que Mary Baker Eddy consideraba que eran nuestro Pastor en la Ciencia Cristiana: la Biblia y Ciencia y Salud.
¿Entonces dirías que esos dos libros —nuestro Pastor— son los únicos moderadores en esas mesas redondas?
Así es. Para mí es obvio que la Mente divina impulsa las preguntas, y que esa misma Mente impulsa las respuestas que aclaran las cosas.
La Sra. Eddy dice: “El conocimiento de los textos originales, y la disposición para abandonar las creencias humanas… abren el camino para que la Ciencia Cristiana sea comprendida, y hacen de la Biblia la carta de navegación de la vida, donde las boyas y las corrientes sanadoras de la Verdad están señaladas” (Ciencia y Salud, pág. 24). A mí me encanta el hecho de que ella usa la palabra boya —algo que está agarrado a un ancla y flota en el agua— para mostrar exactamente dónde está situada el ancla. De modo que para nosotros, la boya es nuestro Pastor, los dos libros, que siempre nos guían al ancla de la Ciencia Cristiana: la curación-Cristo
¿Pueden los que asisten, explorar cualquier tema respecto a la práctica? ¿No hay nada que no puedan preguntar?
Nada. A mí me gusta llamarlo el “espacio seguro”, donde se puede hablar de cualquier cosa respecto a la práctica. Hasta ahora la manera que ha funcionado es que hay por lo menos dos practicistas listados en el Journal que deciden venir. No tienen un papel oficial: están allí simplemente para apoyar la actividad y dar una vislumbre de las experiencias que ellos mismos han tenido, su travesía hacia la práctica, y cualquier resistencia que hayan tenido que enfrentar a lo largo del camino.
Se alienta a todos —desde los practicistas listados en el Journal a aquellos que acaban de encontrar su camino— a que sean honestos; y lo son. De vez en cuando, alguien dice: “¡Oh, no puedo creer que dije eso!” La honestidad hace que se ponga todo sobre la mesa. Y es aquí donde podemos romper las barreras que se presentan en el pensamiento y dicen: “Yo no puedo hacer esto: la práctica sanadora es para otro, no para mí”.
¿Qué ves en estas mesas redondas que te sorprende?
Para empezar, cada vez más jóvenes están interesados en entrar en la práctica. Pienso que la percepción de lo que es la práctica de la Ciencia Cristiana realmente ha cambiado. A veces se piensa que es algo a lo que uno se compromete “más tarde”, después de hacer una carrera, o después que la familia ha crecido, etc. En cambio yo creo que el deseo de sanar se presenta con toda claridad, de una manera más tangible e inmediata. Y la instrucción en clase de Ciencia Cristiana con frecuencia se está tomando antes, así que puede ser que eso esté ayudando también.
Me gusta pensar que estas mesas redondas dispersan la niebla de “obstáculos”, en primera instancia.
También me encanta escuchar cómo el impulso largamente añorado de entrar en la práctica sanadora, se resuelve después de una mesa redonda. Una mujer había meditado sobre esto durante años y años. En la primavera pasada, ella asistió al Taller de una Iglesia Viva del Medio Oeste en Chicago, y asistió a dos de las tres mesas redondas con practicistas que se ofrecían ese fin de semana. Aparentemente era el empujoncito que necesitaba, pues, envió su solicitud para anunciarse en el Journal la semana que regresó a su casa, y ahora está listada.
Y es un gusto ver cómo algunas personas llegan, o mejor dicho, son guiadas a asistir a estos eventos. Una señora me dijo que su esposo había hecho planes para ir a esquiar el día de la mesa redonda, pero en el último momento decidió no ir a esquiar y vino. La sesión realmente lo hizo pensar en que la práctica verdaderamente podía ser una opción.
¿Cómo se origina una mesa redonda? ¿Quién paga por ella?
La mayoría de las veces una persona aboga por la idea y se la propone a su iglesia filial. Luego una iglesia la auspicia y puede invitar a otras filiales a compartir los gastos, los cuales incluyen transporte y alojamiento por la noche, no los honorarios. Una vez que se organiza la mesa redonda, la iglesia informa a los miembros, incluso a los practicistas y a otras iglesias filiales en el área, y los invita.
Otro de los efectos secundarios de este formato de mesa redonda es que han surgido otras ideas. Algunas personas han sugerido ofrecer sesiones más largas que el formato de dos horas, y alguien se preguntó si se podía organizar otra sesión pocas semanas después de la primera, puesto que sentían que la conversación acababa de empezar. La mesa redonda de Sudáfrica comenzó como un solo evento, pero rápidamente se extendió a cinco en tres partes diferentes del país.
El nuevo formato también ha abierto el pensamiento en las iglesias filiales para tener formatos más informales para las reuniones de testimonios de los miércoles, e incluso las reuniones administrativas.
Estas conversaciones también han hecho pensar grandemente en la práctica sanadora de la Ciencia Cristiana en un sentido más amplio.
Con frecuencia, escuchamos la expresión “práctica pública”. Sin embargo, Mary Baker Eddy nunca usó esa frase. Entonces, ¿qué piensas? ¿Cómo es la “práctica pública”?
Pienso que esa frase llegó a utilizarse porque muchas personas comienzan su práctica trabajando con miembros de su familia y amigos. Así que pienso que desean tener una práctica más rica y plena.
Con esto no quiero decir que el tratamiento de la Ciencia Cristiana para la familia y los amigos no sea un gran lugar donde empezar, sino que el alcance puede ser mucho más amplio cuando se trata de la curación. Este tema surge mucho en las mesas redondas. Incluso el liberar a la gente de identificar a otros como “no son Científicos Cristianos”. Mary Baker Eddy afirma que la Ciencia Cristiana es para la salvación de toda la humanidad, de modo que podemos esperar que todos tengan el anhelo de encontrar la verdad. Incluso, aunque no lo pidan, es bueno que estemos allí en el momento justo para compartir con ellos una idea correcta.
Un maestro de la Ciencia Cristiana que vino a una mesa redonda contó una experiencia que él y su esposa que es practicista, tuvieron en un aeropuerto. Una mujer se desmayó, y en la confusión, mientras alguien llamaba a emergencias, él y su esposa instantáneamente pusieron en práctica la verdad espiritual que conocían acerca de la idea de Dios, el hombre. Se arrodillaron y en voz baja le hablaron sobre la verdad, y para cuando llegaron los primeros auxilios, la mujer había recuperado el conocimiento. Al dirigirse hacia la aduana, el maestro y su esposa se enteraron de que la mujer había tenido un ataque diabético. Cuando abordaron el avión, una pasajera de primera clase se acercó a ellos y los abrazó. Era la misma mujer, quien estaba extremadamente agradecida por sus oraciones y el cuidado que le habían brindado.
Te cuento esto porque no hubo una sola persona en esa mesa redonda que no se sintiera conmovida por esa historia del simple alcance del Cristo. Una persona que asistió ese día, luego escribió para decir que el incidente la impactó tanto, que la alentó a ayudar, preguntar y pedir permiso para orar por la familia de un amigo, quienes no eran Científicos Cristianos, y pasaban por un momento de gran necesidad. Y yo misma me sentí muy inspirada recientemente cuando alguien solicitó anunciarse en el Journal, y las curaciones que corroboraban su práctica y que escuchamos como parte del proceso de solicitud, eran de personas que acababan de conocer la Ciencia Cristiana, y fueron sanadas.
La “práctica pública” puede significar muchas cosas, desde orar por el mundo mediante temas que salieron a la luz, digamos, en el Christian Science Monitor, hasta mover de lugar una Sala de Lectura a donde la comunidad la necesita. Es realmente una oración consciente, constante y cada vez más amplia que se alcanza mediante la comprensión de la ley infinita del bien de Dios.
¿Qué función te parece que están desempeñando los medios sociales en este punto de vista más amplio de la práctica pública?
El Internet ha hecho que la Ciencia Cristiana esté extremadamente accesible, como nunca antes. Sin embargo, estoy convencida de que el mensaje necesita estar afianzado en las leyes absolutas de la Ciencia divina. No se trata de un foro para diluir verdades espirituales a fin de que sean más accesibles, o usar un sitio Web para “practicar” cómo transmitir la Ciencia Cristiana a otros. Probablemente, la mejor idea es primero pasar cierto tiempo escribiendo para las publicaciones periódicas a fin de que la claridad y la precisión se manifiesten claramente.
Una cosa que surge en casi todas las mesas redondas de la práctica sanadora, cualquiera sea su forma, es nuestro amor a Dios y nuestro amor por el hombre. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “El Primer Mandamiento es mi texto favorito” (pág. 340). No es uno de sus textos favoritos; es el favorito. ¡Qué mensaje más grande nos está dando ella aquí!
¿Encuentras que cuando este mensaje es recibido verdaderamente —cuando los participantes realmente comprenden que es mucho más que razonamiento humano— las preocupaciones comunes acerca de entrar en la práctica tienden a desaparecer? Por ejemplo, hay dos áreas sobre las cuales debes oír hablar todo el tiempo, “¿Qué pasará con la vida que conozco?” y “¿Qué se puede decir de la incertidumbre financiera que puede surgir con la práctica?”
En muchas ocasiones desaparecen. Y es allí cuando los practicistas listados en el Journal que están presentes brindan un apoyo tan fundamental, al compartir algunos de los desafíos que ellos mismos enfrentaron al entrar en la práctica, o incluso antes de entrar en la práctica. En general, y pienso que las mesas redondas son de gran ayuda en este sentido, llega un punto que la gente comprende que es realmente Dios, el Amor, la Mente creadora, la que brinda la provisión. Claro, hay personas que cuentan con la entrada de su cónyuge o algún fondo, pero ese no es el caso para la mayoría de la gente que entra en la práctica.
Así que hay personas dedicadas que ponen la práctica en suspenso esperando tener ese fondo de reserva. Sin embargo, es posible que ese fondo de reserva nunca se produzca, y mientras esperan, perderán la maravillosa oportunidad de hacer un compromiso con la práctica sanadora.
Y la pregunta que mencionaste de “¿Qué pasara con la ‘vida’ que conozco”, también es algo por lo que necesitamos orar y considerar profundamente, porque eso es lo que trae la confianza de que en toda labor derivada de Dios, no puede haber privación alguna. La música que había en la carrera de un músico, será apreciada en la práctica, tal vez de una forma diferente. El arte que alguien siempre ha amado, no desaparecerá en la práctica.
Si al hacer esa pregunta, alguien está realmente pidiendo detalles específicos sobre cómo será su vida en la práctica sanadora, bueno, eso es algo que nadie puede responder. No obstante, lo que sí sabemos es que tiene que ser buena, porque Dios es sustancia y provisión ilimitadas.
Me gusta pensar que estas mesas redondas en principio dispersan la niebla de “obstáculos”. Cada individuo está escuchando a la Mente divina, y toma tan solo un momento sentir ese anhelo de sanar, y nutrirlo. Y si es el resultado de la honestidad y la humildad, entonces toma tan solo un momento actuar y llevar adelante esa idea. No tienes que esperar décadas para afirmar “Estoy listo”.
Y no importa cuán reales parezcan ser esos obstáculos para cualquiera, el mejor lugar para encontrar ese “lugar seguro” del que hablé antes, se encuentra en nuestros libros. Siempre me ha gustado esta declaración de la Sra. Eddy: “Por más encumbrada que sea la posición que ocupe un Científico Cristiano dentro del movimiento, jamás acepte la validez de lo que le diga, a menos que usted pueda verificar tal declaración en nuestro libro de texto, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras” (We Knew Mary Baker Eddy, Expanded Edition, Vol. 1, p. 150).
Cuando prestamos atención a eso, nos encontramos afianzados en la curación-Cristo.
Para mayor información sobre las mesas redondas con practicistas de la Ciencia Cristiana, comuníquese con: csp.roundtables@csps.com, o llame al +617-450-2685 [en inglés].