Muchas veces he expresado en las reuniones vespertinas de testimonios de los miércoles mi gratitud por el goce, la inspiración y las curaciones que he experimentado a través de la lectura de los testimonios que aparecen en nuestros periódicos y exclamo tal como dice el Salmista (Salmo 116:14): “Pagaré a Jehová mis votos ... en presencia de todo su pueblo.”
Mi primer interés en la Christian Science data de la época en que mi madre fué curada de reumatismo ciático. A ese mismo tiempo ella fué sanada también de jaquecas y de cálculos biliares, sin que para esto se hiciera trabajo específico. Había guardado cama cinco semanas, pero pudo levantarse a los tres días de haberse comenzado el tratamiento, y vivió con nosotros veintiocho años más después de esta curación.
La primera curación que recibí yo después de comenzar el estudio de la Christian Science fué la de una infección llamada sinusitis. Dos veces a la semana había estado visitando a un médico y sometiéndome a tratamiento. Finalmente me volví a la Christian Science y me vi libre. Esta curación tuvo lugar hace más de cuarenta años y ha sido permanente. He sido también sanada de erisipela, resfriados, jaquecas, tomainemia, recalcaduras y los efectos de accidentes. Además he experimentado pruebas extraordinarias del poder de la Verdad en el hallazgo de artículos perdidos.
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