Siento que es tiempo que someta un testimonio de mi curación que se llevó a cabo mediante la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.. Me veía aflijido de indigestión, una afección al corazón, constipación crónica y de arterioesclerosis. Durante tres años y medio había sido asistido por dos médicos. Ambos me dijeron que tendría que medicinarme toda la vida.
En vez de mejorar me sentía cada vez peor. Ciertos alimentos me causaban disturbios. Al fin, temiendo que a lo mejor tenía un cáncer, consulté a una cuñada y a una vecina y les pregunté qué opinaban ellas acerca de que yo probase la Christian Science. Me respondieron así: “En todo caso no puede hacerle daño.”
Llamé por teléfono a una practicista preguntándole si me podía ayudar, pues me sentía muy enfermo. Me respondió que me daría tratamiento en ausencia, pero yo hice arreglos de verla esa misma noche. Ella me prestó el libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy. A la mañana siguiente me levanté sintiéndome perfectamente bien. Cociné una porción de avena y además comí salchichón llamado bologna. Estas eran dos de las cosas que no podía comer previo a mi visita al practicista, pero esta vez no me hicieron ningún mal efecto.
Hace ya más de cinco años que fui sanado a través de la Christian Science. No he consultado a ningún médico, ni tampoco he tenido que comprar medicinas durante este tiempo. En la página 182 de Ciencia y Salud leemos: “El admitir que la enfermedad es un estado sobre el cual Dios no tiene dominio, significa presuponer que el poder omnipotente es impotente en algunas ocasiones.”
El estudiar la Biblia y Ciencia y Salud se ha convertido en un gran placer para mí. Con grandes ansias espero siempre la aparición del Christian Science Journal y el Christian Science Sentinel, y raramente dejo de escuchar las transmisiones de los programas de radio de la Christian Science. Estoy convencido que la Mente es una medicina maravillosa. En verdad me siento como un hombre nuevo.— Webster City, Iowa, E. U.A.
