En la Biblia hallamos que se hace énfasis sobre lo necesaria que es la quietud mental y la contemplación pacífica, dos cosas que nos ayudan a adquirir la comprensión de Dios. El Salmista declaró (Salmo 46:10): “¡Callad y sabed que yo soy Dios!” Aquí tenemos dos mandatos bien definidos: Callad, y sabed.
La mente mortal o carnal jamás está quieta; por lo general se halla demasiado ocupada con sus propios problemas diarios. Para esta tal llamada mente el error se presenta a veces repentinamente en la forma de temor, resentimiento, envidia o celos. De cualquier manera que el error haga su entrada, los resultados se manifiestan en discordancia y confusión, de manera que se hace difícil permanecer tranquilo o pensar lúcidamente.
Nada ganamos con escuchar a las sugestiones y las creencias falsas de esta mente ficticia. La Christian Science declara que la mente mortal es irreal y que el sentido material debe ser acallado, de manera que podamos comulgar con Dios y comprenderle más efectivamente.
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