Durante muchos años los testimonios que he leído en las publicaciones periódicas de la Christian Science y oído en las iglesias de esta denominación me han ayudado e inspirado inmensamente. Ahora siento el deseo de ofrecer mi propio testimonio.
Cuando era muchacho tartamudeaba mucho, y a medida que pasaban los años esta condición se hizo más aguda; tan es así que preferí abandonar la escuela más antes que atentar de recitar las lecciones. Varios años más tarde un amigo me preguntó si había considerado la posibilidad de hallar ayuda a través de la Christian Science. Yo no sabía absolutamente nada acerca de esta Ciencia, de manera que me invitó a que asistiera a una reunión vespertina de testimonios un miércoles por la noche.
Las verdades que oí expresadas esa noche fueron por cierto muy gratas para mí y de allí en adelante asistí a los servicios de la Christian Science siempre que me era posible. Mi curación se produjo después de un tiempo y ha sido completa. Desde entonces me ha sido posible dirigir la palabra a grupos de personas y dictar clases en la escuela sin el más minimo temor de que tropezaría con dificultades.
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