Con un corazón que se desborda de inmensa gratitud, ofrezco este testimonio de los primeros frutos de mi cosecha en la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.. Tal como escribió el Salmista (Salmo 30:2): “¡Jehová, Dios mío, clamé a ti, y tú me sanaste!”
En el año 1937 sufrí un colapso debido a un ataque al corazón. Después de ser tratado por un médico, éste me informó que jamás podría trabajar otra vez. En vista de que tenía familia compuesta de mi esposa y tres niños a la cual debía mantener, este veredicto trajo como consecuencia una aguda postración nerviosa. Además estaba sufriendo de un disturbio digestivo e inflamación de la próstata. La creencia de la vejez se hizo muy evidente y comencé a tener gran dificultad para leer.
El impulso de suicidarme durante esa época se hizo sumamente fuerte; pero mi fe en Dios era mi sostén y me capacitó para probar que “la necesidad del hombre es la oportunidad de Dios.” En el año 1951 un vecino al cual yo había alentado durante sus dificultades vino a visitarme. Me dió algunos recortes de periódicos que un amigo recién le había dado, y añadió que a él no le servirían. Yo les di una ojeada, y agradeciéndole los puse sobre la cama.
Tan pronto como hubo salido de la habitación mi amigo, tomé uno de los recortes, que era un artículo de la página “The Home Forum” del diario The Christian Science Monitor. Se titulaba: “La curación es natural; esperadla.” Estas palabras me causaron una viva emoción y me inspiraron gran esperanza. Anterior a esto yo jamás había oído acerca de la Christian Science, pero después de leer este artículo sentí un gran deseo de leer el libro de texto que mencionaba, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy.
Fuí guiado a encontrar en un periódico local un anuncio de la Sala de Lectura de una iglesia Científica de Cristo, y a la tarde siguiente me dirigí a la dirección que indicaba. La bibliotecaria escuchó muy pacientemente todas mis lamentaciones humanas y luego me prestó un ejemplar de Ciencia y Salud, tal como yo tenía esperanzas lo haría. Con la sensación de que al fin tenía en mis manos la panacea para solucionar todas mis dificultades, volví a mi casa y ansiosamente abrí el libro de texto. Estas primeras palabras (Prefacio., pág. vii): “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones,” me llenaron de inmenso gozo.
A pesar de que anteriormente aun cortos períodos de lectura me habían producido muy malos efectos, permanecí sentado leyendo cerca de dos horas, completamente absorto, habiendo perdido toda noción del tiempo. A medida que la luz de la Verdad invadía mi pensamiento receptivo, toda la obscuridad se disipaba. Un eslabón después del otro de la cadena que me había tenido cautivo por tantos años desapareció y, gloria sea dada a Dios, con esta primera lectura, la nerviosidad, el problema digestivo y la condición glandular, todo fué sanado.
El temor me abandonó completamente; había sido echado fuera por la comprensión del Amor divino que imparte la revelación espiritual que Mrs. Eddy nos ha dado. Después de esta experiencia pude descartar hasta los lentes.
Mis fuerzas se fueron renovando día a día. Mi corazón se hizo fuerte nuevamente, y en muy poco tiempo me vi transformado mental, moral y físicamente, convertido en un miembro útil para la sociedad, para gran admiración de mi esposa y mi familia. Toda la ropa me quedó estrecha en vista de que había aumentado casi veinte kilos.
Todo esto sucedió hace seis años. A los cuarenta años era un hombre anciano; hoy a los sesenta me siento cada día más joven. Trabajo alegremente desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche, y gozo de la dulce paz espiritual que me ha aportado la Christian Science.
Doy gracias a Dios de todo corazón por esta maravillosa curación. Mediante la revelación de Mrs. Eddy he probado la promesa que nos hizo nuestro amado Maestro, Cristo Jesús (Juan 8:32): “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Estoy muy agradecido por la literatura de la Christian Science, por nuestras Lecciones Bíblicas en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science, por las conferencias y por el privilegio de ser miembro de una iglesia filial.— San Isidro, Prov. Buenos Aires, Argentina.
