La vida de Cristo Jesús impresiona por el hecho de que él constantemente daba pruebas del gobierno universal de Dios. A pesar de que estaba viviendo bajo la autoridad de una nación extranjera, enfrentado por las sugestiones del pecado y la mortalidad, rodeado de enemigos, traicionado por amigos y crucificado por el rechazo de su propio pueblo, Jesús jamás dejó de probar que al final de cuentas Dios lo gobierna todo. La Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. enseña que el conocimiento que el Maestro poseía de la supremacía del Espíritu lo convertía en ley de sí mismo, y le confería el dominio por sobre la ilusión de que pudiera existir un gobierno malvado que podría hacer entrada en su experiencia.
Nuestro Mostrador del camino no nos demostró este dominio de manera casual, mas lo hizo devota y humildemente, mediante una profunda comunión con la fuente del poder que él llamaba “Padre”. Jesús se hallaba siempre consciente del reino del cielo, en el cual el hombre existe a la semejanza de Dios, sujeto solamente a la voluntad del Amor. Haciendo frente a los sentidos físicos con la verdad del gobierno siempre presente de Dios, el Maestro destruía la evidencia de la fuerza que se oponía al gobierno del Amor.
De acuerdo con el cristianismo científico, el gobierno de Dios es un hecho eterno, fuera del alcance de la ambición humana y el deseo insano de los hombres de dominar. Pero el gobierno beneficioso de Dios debe ser buscado por los hombres honrados y reconocido como la única realidad del ser, si ha de ser reflejado por los sistemas de gobierno humanos de manera justa e iluminada.
Jesús nos enseñó a orar diciendo: “Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). La interpretación de Mary Baker Eddy de esta petición esencial indica la implicación científica que encierran sus palabras. Ella dice en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 17): “Capacítanos para saber que — así en la tierra como en el cielo — Dios es omnipotente, supremo.” Y el Científico Cristiano se ha dedicado a la tarea de probar, aún en vista de la evidencia contraria, la supremacía que Dios ejerce por sobre todo.
En su larga jornada de lo animal a lo espiritual, la mente humana está desarrollando lentamente mejores métodos de gobierno humano. A veces los métodos errados han sido usados durante muchas generaciones y aún siglos, antes de que la luz espiritual penetrara lo bastante y destruyera hasta cierto punto la ignorancia y la tiranía, causando que una mayoría de los hombres vislumbrara un tipo más alto de gobierno que aportaba una justicia y libertad hasta entonces desconocida.
Pero no es menester que este pesado proceso continúe; a decir verdad, no puede continuar, pues Dios trabaja rápidamente, afirmando Su autoridad universal a través de la Ciencia, estorbando la tradición e iluminando a la humanidad. Aquello que Jesús llevó a cabo como individuo, los Científicos Cristianos eventualmente lo llevarán a cabo colectivamente para cumplir con el objetivo universal de la Verdad. Demostrarán el hecho poderoso del gobierno de Dios y probarán que opera por doquier y bajo cualquier condición.
En su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea, pág. 222), Mrs. Eddy dice: “La humanidad será gobernada por Dios en la misma proporción en que el gobierno de Dios se haga patente; en que se utilice la Regla de Oro y se mantengan sagrados los derechos del hombre y la libertad de conciencia.”
La persuasión audible o silenciosa de la voluntad humana jamás debiera ser usada para intervenir en lo que respecta a la libertad de la conciencia, el medio sagrado por el cual los hombres demuestran el control de Dios en sus vidas. Ni debiera una persona jamás permitir que la persuasión audible o silenciosa ejerza influencia sobre sus decisiones o gobierne sus opiniones. Cada uno debe vigilar la dirección de sus pensamientos y convertirse en ley para sí mismo, dejándose gobernar por Dios exclusivamente.
Mrs. Eddy dice (ibid., pág. 213): “A menos que una persona abra los ojos a las formas de la mala práctica mental, que tan sutilmente trabaja a tal punto que erróneamente acepta sus sugestiones como los impulsos de su propio pensamiento, la víctima andará a la deriva sin darse cuenta de ello.” La vigilancia espiritual evita la posibilidad de este andar a la deriva. Contemplándonos como la idea de Dios, caracterizada por la sabiduría y la inteligencia, nos vemos guiados sabiamente en nuestras decisiones y ayudamos a proteger el derecho que tienen todos los hombres de pensar por sí mismos.
La miasma mental no puede penetrar en la consciencia de aquel que fielmente comulga con Dios y que prueba el gobierno que Dios ejerce sobre sus pensamientos. La confusión no surge en el corazón de aquel que percibe la universalidad de la Mente y excluye la posibilidad de la existencia de otras mentes menores, es decir, de una diversidad de mentes que se oponen a la voluntad divina.
Lo que los hombres necesitan en todas partes, y que se halla disponible para ellos por doquier a través de la Ciencia divina, es la habilidad de hacer frente a la marea de la reaccionaria voluntad humana, y de probar el gobierno perfecto del Padre, cuya voluntad se hace, como en el cielo, así también en la tierra.
