En la Biblia hallamos que se hace énfasis sobre lo necesaria que es la quietud mental y la contemplación pacífica, dos cosas que nos ayudan a adquirir la comprensión de Dios. El Salmista declaró (Salmo 46:10): “¡Callad y sabed que yo soy Dios!” Aquí tenemos dos mandatos bien definidos: Callad, y sabed.
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