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“La alquimia del Espíritu”

Del número de enero de 1962 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En la página 422 de Ciencia y Salud, Mrs. Eddy escribe lo siguiente: “De la misma manera que un ácido y un álcali forman al encontrarse una tercera cualidad, así la química mental y moral transforma la base material del pensamiento, dando más espiritualidad a la consciencia y haciendo que dependa menos de la evidencia material. Estos cambios, que se efectúan en la mente mortal, sirven para reconstruir el cuerpo. De este modo la Christian Science, por la alquimia del Espíritu, destruye el pecado y la muerte.”

Una definición de “alquimia” dice “poder de transformar, o acto o proceso de transformar algo común en algo precioso.” Esta definición podría aplicarse a la transformación espiritual del pensamiento.

Al referirse a los dos grandes caracteres Cristo Jesús y Pablo, nuestra Guía dice en su obra Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 360): “Ellos poseían modelos de mente moldeados por la Christian Science: el de Pablo se hallaba moldeado por el poder transformador supremamente natural de la Verdad; y el carácter de Jesús por su filiación científica original con Dios.” De modo que nos damos cuenta que el origen divino de Jesús le capacitó para demostrar el ser espiritual más fácilmente que a los demás. Todos aquellos que desean en verdad sentir “el poder transformador supremamente natural de la Verdad,” o “la alquimia del Espíritu,” hallarán que su vida ha sido enriquecida y cambiada trocándose en una vida de ayuda espiritual para la humanidad.

Mrs. Eddy probó la eficacia de este “poder transformador ... de la Verdad” después de sufrir aparentemente una lesión fatal debido a una caída. Ella leyó en el evangelio según San Mateo el relato de la curación del paralítico y así pudo levantarse del lecho y caminar. Esta experiencia la guió al descubrimiento de las inerrables leyes divinas a través de las cuales la humanidad puede ser sanada por los medios espirituales.

Sólo mediante la búsqueda de la comprensión de los hechos espirituales puede establecerse la armonía duradera. Esta búsqueda comienza con el cambio que se opera en el pensamiento del individuo, el cual adquiere equilibrio e impulso al meditar acerca de estas potentes declaraciones pronunciadas por Jesús: “No de pan solamente vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4); “El reino de Dios dentro de vosotros está” (Lucas 17:21); y “Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mateo 5:48).

El pensamiento debe ser juzgado de acuerdo a las cualidades del Espíritu, tales coma la pureza, la integridad, el desinterés y el amor que manifestamos. Nuestra vida debe estar de acuerdo con Dios para que podamos percibir “la alquimia del Espíritu” que hace sentir sus efectos sobre el corazón y la mente ya que las meras palabras son vacías si carecen del espíritu. Y tal como leemos en Zacarías (4:6): “¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi Espíritu! dice Jehová de los Ejércitos.”

En la Christian Science aprendemos a orar en secreto y luego a demostrar la sinceridad de nuestro propósito mediante un persistente esfuerzo de vivir de acuerdo con nuestra oración, reemplazando los pensamientos enfermos, pecaminosos, temerosos y que contemplan la muerte, con aquellos que son constructivos, puros y nobles. Entonces comenzamos a contemplar al hombre como la idea o imagen de Dios, el bien, y no como un mortal limitado. Hallamos que estamos listos para dar una respuesta a aquellos que están buscando una mejor senda de la vida.

Una persona que se interesaba por la Christian Science hacían ya varios años fué citada para servir en un jurado. Durante el proceso un joven fué declarado culpable. Poco después una mujer llamó por teléfono a esta persona amenazándola a causa de la parte que ella había tenido en el proceso. Pero “la alquimia del Espíritu” había estado haciendo su efecto en esta experiencia, de manera que en vez de sentirse alarmada se dió cuenta que la comprensión, la compasión y el amor eran lo que se necesitaban para hacer frente a la situación. Sabía que debía hablarle a esta mujer como si ella también estuviera deseosa de reconocer el bien, en vez de creer en el mal y el odio.

Aseguró a la mujer que ella había actuado honrada y concienzudamente para llegar a su decisión en el jurado y si acaso se hubiera cometido un error, Dios revelaría el modo por el cual podría corregirse sin perjudicar a nadie. También le aseguró que ella estaba aprendiendo a cómo apoyarse enteramente en Dios y en Su habilidad de gobernar nuestros asuntos diarios, y que se sentía segura de que Dios le daría su ayuda si fuera necesaria en esta situación en particular.

Algo de la sinceridad y el amor que expresó la estudiante de la Christian Science debe de haber hecho efecto rápidamente, actuando como un “poder transformador,” pues la mujer se calmó y su conversación se tornó amable. Al momento de terminar la conversación era evidente que su pensamiento se había transformado. Y eso fué lo último que oyó acerca del proceso.

Y ¿qué, si los sentidos materiales nos dicen que el hombre es mortal y menos perfecto que su creador? Siempre podemos reconocer que el hombre verdadero no está enfermo ni es pecador, no está apenado ni muriéndose. Podemos regocijarnos continuamente acerca de la creación de Dios — su integridad espiritual, su unidad y su paz. Mediante la utilización de la ley divina podemos probar que “la alquimia del Espíritu” está obrando continuamente y demostrando progresivamente que Dios, el bien, es el Todo-en-todo.

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