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Patriotismo

Del número de enero de 1962 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los momentos de tensión internacional naturalmente despiertan en la mente humana pensamientos concernientes a la seguridad y el bienestar futuro de nuestro propio país, aquella nación que reclama nuestra lealtad y afecto. El estudiante de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. está consciente que no existe relación humana acerca de la cual esta Ciencia no tenga algo útil que enseñarle; y esto por cierto es el caso respecto al patriotismo. Pero la Christian Science no alienta la emoción ciega o la acción temeraria.

Es cosa natural tratar primeramente de descubrir en este asunto algún indicio de la actitud que adoptó Cristo Jesús. Sabemos por los evangelios, que él resistió firmemente la tentación de encabezar un movimiento subversivo nacional en contra del gobierno extranjero que regía la Palestina, y también se rehusó a declarar que el pagar impuestos al emperador romano era ilegal. El sabía que las violentas pasiones que dominan a los hombres sólo pueden guiar al desastre. Pero jamás ha proferido patriota alguno palabras más tiernas y conmovedoras que aquellas que pronunció Jesús cuando dijo (Mateo 23:37, 38): “¡Jerusalem! ¡Jerusalem! que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¡cuántas veces quise recoger a tus hijos, como la gallina recoge sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! ¡He aquí, vuestra casa os es dejada desierta!” Con esto dejó establecido muy claramente que su reino no era de este mundo.

Cuando averiguamos qué es lo que podemos aprender de la Christian Science respecto al tema del patriotismo, debemos recordar en primer lugar que todo aquello que es material se halla sujeto al deterioro y la disolución. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán,” dijo Jesús (Mateo 24:35); en especial profetizó a sus discípulos la destrucción inminente del magnífico templo que para ellos aparentemente encarnaba las tradiciones y esperanzas de la nación judía.

El aspecto físico de todas las naciones está cambiando continuamente; los edificios antiguos se desmoronan, el terreno sufre erosiones causadas por el mar, la lluvia y el viento, y la población cambia en número y en composición racial. Pero, más que todo, sabemos que desde el único punto de vista científico, el punto de vista de Dios, la Mente divina, ninguna cosa que sea material posee existencia verdadera aun ahora.

“La Ciencia divina, elevándose sobre las teorías físicas, excluye la materia, resuelve las cosas en pensamientos, y reemplaza los objetos del sentido material con ideas espirituales.” Así dice la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, Mary Baker Eddy, en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” página 123. Para poder comprender la naturaleza verdadera de cualquier cosa debemos espiritualizar nuestro pensamiento y rechazar en adelante lo que provenga de la carne. Solamente al adoptar este punto de vista espiritual podremos percibir algo que sea verdadero y útil.

Aun del punto de vista humano común las naciones son algo más que meras entidades físicas; son asociaciones de seres humanos unidos por estar conscientes de una cierta semejanza, una tradición y ciertas características comunes. Estas características, al igual que todos los aspectos de la existencia humana, son en parte buenas y en parte malas. En vista de que son imperfectas, no existen ni en ni para la Mente divina, y ni aun en la consciencia humana pueden hallar permanencia. Las buenas cualidades en vez son indestructibles, en razón de que derivan de la Mente divina, del Principio.

De manera que en la medida en que cada individuo o nación exprese buenas cualidades, ese individuo o esa nación está manifestando aquello que es imperecedero y permanente. En el caso tanto de las naciones como de los individuos, sólo podemos regocijarnos ante la eliminación de todo lo desemejante a Dios, el Espíritu. “Mediante el sano castigo del Amor,” escribe Mrs. Eddy, “las naciones avanzan hacia la justicia, la rectitud y la paz, que son las señales de la prosperidad” (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany — La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea — pág. 282).

Nuestro afecto por nuestro país y nuestra esperanza para él se verán satisfechos y cumplidos sólo en la medida en que nosotros como individuos y como naciones aprendamos a espiritualizar nuestra manera de pensar, despojándola de las trampas que nos tienden el orgullo humano, el temor y el egoísmo. Las ideas espirituales no son monopolio de ningún grupo o nación. Se hallan disponibles para todos los hombres y en realidad se hallan expresadas perfectamente en este preciso momento.

En su epístola a los romanos, Pablo declaró (10:12): “No hay distinción entre judío y griego; puesto que uno mismo es el Señor de todos, rico para con todos los que le invocan.” A los gentiles de Efeso les dijo que de allí en adelante eran “conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19).

La Christian Science enseña que la comprensión del hecho científico que el hombre se halla gobernado por la Mente infinita única, Dios, y expresa sólo las cualidades divinas, no puede sino tener efecto práctico. No sabemos qué cambios se operarán en los sistemas de gobierno humanos, en las leyes humanas y en los tratados; pero podemos estar seguros de que a medida que el temor, la avaricia, el odio y las pretensiones propias cedan ante la comprensión científica de su irrealidad, las condiciones externas mejorarán.

La Christian Science enseña, no obstante, que cada paso de progreso es cuestión de demostración individual; y los Científicos Cristianos recuerdan las palabras de su Guía, Mrs. Eddy, que aparecen en la obra Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 288): “La prudencia en las acciones humanas empieza con lo que sea más correcto bajo las circunstancias, y de ahí llega a lo absoluto.”

Para que el gobierno ejercido por cualquier grupo sea armonioso y efectivo necesita el apoyo leal de sus miembros. En esta era actual no podemos prescindir de un gobierno; en consecuencia, la comprensión de lo que significa el patriotismo verdadero es de suma importancia. La manera de demostrar más eficazmente un patriotismo de esta especie es manteniendo en nuestro pensamiento la verdad científica de que en realidad el único gobierno que existe es el de la Mente divina, y que la única asociación existente es la de esta Mente y sus ideas. La Mente gobierna el universo espiritual entero y protege y preserva eternamente cada idea correcta y cada elemento del bien.

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