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La continuidad de la Biblia

Abram: Leal, generoso y valiente

Del número de enero de 1965 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando Abram, respondiendo al mandato de Dios, partió de Carán en la etapa final de su largo viaje a Canaán, halló que esto significaba que debía hacer un viaje de aproximadamente cuatrocientos cincuenta kilómetros antes de llegar a la parte central del país, mas dada la naturaleza del paraje que debía atravesar probablemente sería necesario cubrir una distancia mucho mayor.

Con él viajaban su esposa, Sarai, su sobrino Lot, y un gran séquito de sirvientes que cuidaban de sus numerosos rebaños y manadas. Su arribo a Siquem (Génesis 12:6) se caracterizó por una nueva revelación de Dios, quien le aseguró que esa tierra le pertenecería a él y a sus descendientes. Abram construyó en seguida altares en honor a Dios, uno en Siquem y otro en Betel a unos veintisiete kilómetros al sur.

Después de una breve estadía en la tierra fértil de Egipto, la escasez en la tierra de Canaán exigió a Abram y sus siervos que volvieran a Betel (véase Génesis 13:3, 4) y allí volvió él a adorar a Dios de acuerdo con su más elevada comprensión.

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