Asociadas con la palabra “tranquilidad” surgen muchas memorias queridas que representan anhelos del corazón humano. Los jóvenes tal vez sueñen con una quieta laguna donde nadar. Los adultos quizás sientan ansias por el silencio inspirador en medio de los bosques. Y el que ha experimentado todo aquello que la actividad terrenal puede ofrecer, quizás desee caminar por las verdes praderas que ofrece una mente llena de paz y embeberse de las pacíficas aguas de la sabiduría verdadera.
La búsqueda irreprimible por hallar la Verdad tiene éxito en proporción al grado de tranquilidad, a saber, la liberación de los propósitos antagónicos, de las distracciones mundanas, del orgullo intelectual, del egoísmo, de la avaricia, de la malicia y demás, que reina en la consciencia de aquel que escudriña. El Salmista amonestó diciendo (Salmo 4:4): “Meditad en vuestro corazón ... y callad!” (versión Cipriano de Valera) y en Salmo (46:10): “¡ Callad, y sabed que yo soy Dios!”
La poesía majestuosa que contiene la Biblia se ilumina mediante el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. La Ciencia Cristiana [Christian Science] enseña que Dios es el Espíritu infinito y que el hombre hecho a la imagen y semejanza de Dios es enteramente espiritual y refleja los atributos de su Hacedor. De manera que es perfecto y eterno, siempre se halla en paz, y jamás se ve afectado por el pecado, la enfermedad y la muerte.
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